La Novela Histórica de Úbeda homenajea el final de la Primera Guerra Mundial

Junto a las actividades de recreación, la ciudad jienense albergó la entrega de los premios del certamen y presentaciones de autores durante el pasado fin de semana

Jesús Maeso con el Premio Ivanhoe, José María Calvo Poyato con el Premio Cerros de Úbeda y Marcelino Santiago con el Premio Ciudad de Úbeda han sido los galardonados de la VII edición del certamen ubetense

Dos recreacionistas en las ruinas de Pozieres (Úbeda)

Cuando en el siglo XIII Álvar Fáñez, alto mando del Fernando III el Santo, desapareció del mapa en plena contienda contra los almohades, el monarca se preguntó dónde estaba El Mozo, uno de sus hidalgos más fiables hasta entonces. Tras la reconquista de Úbeda, apareció el capitán con sus soldados, justificando su tardanza en que se había perdido por los cerros de Úbeda. La ingeniosa excusa popularizó una expresión que, ocho siglos después, sigue vigente. Como pocas cosas pesan más que arrastrar una fama similar, la historia se ha vuelto a repetir este fin de semana en la VII edición del Certamen Internacional de Novela Histórica Ciudad de Úbeda, cuyos eventos continuarán dando vida a la urbe andaluza hasta el próximo jueves 15. Así, el ganador del Premio «Los Cerros de Úbeda» se perdió, irónicamente, el evento literario, que reconoció a «El espía del Rey» (Ediciones B), de José Calvo Poyato, como la mejor novela histórica publicada en 2017.

[Consulta aquí la programación de la VII edición del Certamen Internacional de Novela Histórica de Úbeda]

Calvo Poyato, que recogerá el galardón a lo largo de la semana, no pudo asistir a la cita y, en ese mismo acto, otro premiado tomó su testigo. El ubetense Jesús Maeso de la Torre inauguró el Premio Ivanhoe, que toma su nombre de la obra de uno de los padres de la novela histórica Walter Scott. Emilio Lara, para quien la obra del escritor es «una referencia literaria y personal», anunció un reconocimiento que honra la trayectoria y aportación de Maeso al género, además de un «maestro manejo de los tiempos históricos».

Como uno de los arcabuceros de su libro, Fernando Martínez Laínez abrió fuego a la sucesión de presentaciones que ha acogido el Festival Internacional de Novela Histórica el pasado fin de semana. El veterano escritor y periodista, experto en historia militar, exhibió en la librería Libros Prohibidos «La Batalla» (Ediciones B), segundo volumen de su trilogía «La senda de los Tercios», donde a través del Cardenal Infante Fernando abunda en el «ocaso de un gran país», ese momento post estelar en el que el león hispano empezó a dar muestras de agotamiento en el siglo XVII.

Además de Laínez, desfilaron por el certamen autores como el joven Álvaro Arbina, que presentó «La sinfonía del tiempo» (Ediciones B). La última novela del gallego Francisco Narla (Edhasa) y la de Jorge Molist «Los enemigos de Esparta» (Ediciones B), de Sebastián Roa, fueron otros de los títulos que engalanaron el prestigioso evento cultural. Pero no solo de presentaciones vive el certamen. En la mesa redonda sobre novela histórica japonesa, los autores Sergio Vega David B. Gil y el periodista David Yagüe desmintieron mitos sobre los ninjas. Aunque les gustan ciertos tópicos porque son «el vector de transmisión de la realidad histórica», aseguraron que estos asesinos nipones no vestían de negro, sino como mendigos, y que no tenían poderes que les permitían volar o caminar sobre el agua. Por no llamarse no se llamaban ni siquiera ninjas hasta después de la Segunda Guerra Mundial, sino shinobi (asesinos sigiloso).

La guinda al fin de semana fue la entrega del VII Premio de Novela Histórica «Ciudad de Úbeda», dotado con 10.000 euros, que, tras un año desierto y una concienzuda deliberación del jurado, recayó en Marcelino Santiago. Además de la dotación económica del galardón, de 10.000 euros, Ediciones Pàmies publicará a principios de 2019 el manuscrito de este escritor novel, «In Civitate Regia», una historia ambientado en la capital manchega durante el siglo XV.

Isabel San Sebastián cerró el domingo la primera tanda de actividades literarias del Certamen Internacional de Novela Histórica con «La peregrina» (Plaza & Janes), la primera novela sobre el origen del Camino de Santiago, al que reivindica «la riqueza material e inmaterial que ha exportado al mundo». «El Camino francés no es el original; el Camino original es el español, nacido en Oviedo», reclama la también columnista de ABC. «Intento que mis novelas sean máquinas del tiempo», reconoce la periodista, que nos transporta con Alana al siglo III en una emocionante ruta jacobea.

La Primera Guerra Mundial en Úbeda

Las calles de edificios renacentistas y de influencia italiana de Úbeda, con las huellas del omnipresente Vandelvira por todas partes, se tiñeron de verde y gris marengo, de botas sucias y cascos prusianos, para dotar de la atmósfera más propicia al evento literario. También de panfletos, y de la réplica de un Ford 1918. El certamen estuvo acompañado de recreaciones históricas relacionadas con la Primera Guerra Mundial y con un homenaje muy particular a las mujeres que conquistaron el derecho universal al voto a principios del siglo XX.

El centro de Úbeda se transformó durante todo el fin de semana en un gigante portal al pasado. Mientras las sufragistas honraban a sus homólogas de principios del siglo pasado y pedían el voto por las calles, desobedeciendo a una Policía británica que exigía orden con sus porras, en las ruinas de Pozieres el último aliento de franceses, británicos y alemanes, pero también de médicos y enfermeras, se embarraba en la inagotable guerra de trincheras de cuyo fin se cumplió un siglo este fin de semana.

En el frente del Somme había granadas, ametralladoras Lewis y Mausers 98; también en el aparcamiento ubetense de Santa Clara, pero de fogueo. Artificios con petardos para simular los cañonazos y entre 80 y 90 personas -que en ocasiones se duplican- participaron en la recreación del desenlace de la Gran Guerra, «para desmitificar y que se aprenda historia. Para divulgar. No todo va a ser pirotecnia», aclara Pablo Lozano, director del Certamen de Novela Histórica y policía, capitán británico o lo que haga falta. Una recreación que, no obstante, ha cambiado de forma inevitable. Sobre todo después de los atentados terroristas, que han obligado a incrementar las medidas de seguridad hasta en eventos de este tipo. «Antes la gente traía armas de casa y de imitación, pero como los terroristas de Bataclán tenían armas de fogueo de casa pero ahora todos los fusiles de simulación deben pasar un control», explica.

Fuente ABC