La leyenda de la embajada enviada por Al-Andalus ante los vikingos

Desembarco vikingo / foto Shutterstock
Desembarco vikingo / foto Shutterstock

Durante el siglo IX los vikingos recorrieron las costas de Europa, desde Francia hasta más allá de la península Itálica, atacando y saqueando ciudades y reinos sin distinción. Tras detenerse brevemente en las costas asturianas, donde no hallaron gran cosa, siguieron hacia Galicia y la costa portuguesa, para terminar arrasando la Sevilla musulmana en el año 844.

Fue el 1 de octubre de ese año cuando 80 barcos vikingos remontaron el Guadalquivir y asediaron la ciudad durante siete días, causando numerosos muertos y tomando rehenes. Al final Abderraman II los atacó mientras esperaban por el dinero de los rescates, matando a más de mil y destruyendo 30 de sus naves. Los que pudieron escaparon, pero otros no tuvieron más remedio que convertirse al islam y asentarse como granjeros en la zona de Coria del Río, Carmona y Morón, donde por cierto, con el tiempo fueron los artífices de los famosos quesos sevillanos.

Ante tal evento destructivo el Emirato reaccionó haciendo algo ciertamente inaudito, enviar una embajada ante los vikingos para iniciar conversaciones de paz. Un error que a la postre proporcionaría a los nórdicos dos informaciones capitales. Tarde o temprano lo habrían adivinado, pero aquel acto les puso sobre la pista, tanto de las riquezas de Al-Andalus, como de su debilidad militar. Prueba de ello es que volverían en 859, 966 y 971.

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El embajador en cuestión se llamaba Yahya ibn al-Hakam al-Bakri, a quien por su belleza apodaban al-Gazal (la gacela), como nos informa la colección de biografías de poetas escrita por Ibn Diyah al-Kalby en el siglo XIII, y era un poeta satírico nacido en Jaén en 772. Sus afiladas sátiras le valieron un destierro a Irak en tiempos de Abderraman II.

La embajada navegó hacia el norte siguiendo la costa ibérica, siendo sorprendida por una fuerte tormenta en el extremo norte, junto a la montaña conocida como Aluwiyah(posiblemente Finisterre). Yahya se empleó a fondo recitando versos para calmar la furia de la tormenta y, cuando amainó llegaron a su destino, la tierra de los nórdicos .

Los investigadores creen que este súbito salto desde Galicia hasta el hogar de los nórdicos puede indicar que el encuentro se produjo en Irlanda, en aquel momento base del jefe Turgeis, o en Zelanda, corte del rey Horik I. De hecho la crónica dice que fue en una isla. También afirma que los vikingos eran cristianos, lo cual es extraño para la época, ya que esto no ocurriría hasta el siglo X.

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La historia del recibimiento está plagada de detalles singulares, como el hecho de que la reunión se realizase en una estancia donde la entrada era tan baja que habia que entrar de rodillas. O que Yahya se enamorase de la reina vikinga Nud, a quien le dedicaría unos versos.

No está muy claro que todo esto sucediese realmente. Sí es cierto que al-Gazal realizó varios viajes como embajador al servicio del emir, pero su biografía está llena de anécdotas legendarias, basadas en el carácter burlón del personaje. Una prueba de ello es que el mismo poeta vuelve a aparecer en historias de embajadas a Constantinopla (realizada unos años antes, entre 829 y 842), donde se reúne con el emperador, quien le hace pasar por una puerta extremadamente baja, y tiene una relación platónica con la emperatriz.

Un detalle curioso es la mención de que al-Gazal iba en representación, no sólo del emir de Córdoba, sino también del rey asturiano Ramiro I, y el hecho de que sitúe en la corte vikinga a estudiosos nórdicos con los que al-Gazal habría mantenido serias disputas intelectuales.

Si hacemos caso a las crónicas, ambas embajadas tuvieron lugar, y muy probablemente al-Gazal fue el enviado en ambas. Pero de los detalles no parece que podamos fiarnos mucho. O fueron una invención jocosa del propio poeta, o alguien se tomó la libertad de atribuírselos con mejor o peor intención.

De él dijo Ibn Hayyan, un poeta posterior, que junto a su brillante educación, era un sabio variado, abundante, capaz de frivolidad al hablar, chistoso, profundo, donoso en sus noticias, cuyo recuerdo era permanente en preteridas épocas.

La veracidad de la embajada sevillana ante los vikingos es el tema del estudio de W.E.D. Allen The Poet and the Spae-Wife: An Attempt to Reconstruct al-Ghazal’s Embassy to the Vikings, publicado en 1960. También existe un artículo al respecto publicado por Sara M. Pons-Sanz para la Viking Society for Northern Reserch. Y una novela de ficción escrita por Jesús Maeso: Al-Gazal, el viajero de los dos orientes.

Fuente LBV