La historia de Los Caballeros del Tau, la primera orden militar de Europa

Iglesia de Santiago en Altopascio, fundada por la orden / foto Shutterstock
Iglesia de Santiago en Altopascio, fundada por la orden / foto Shutterstock

Cuando se piensa en órdenes militares de caballería de la era medieval los primeros nombres que nos vienen a la mente son los Templarios, los Hospitalarios, los Caballeros Teutones…son los que más poder acumularon, los más famosos y conocidos, gracias a múltiples estudios, libros, películas y cómics. En España tenemos también la Orden de Calatrava y la de Santiago, que a pesar de su importancia local, nunca llegaron a tener demasiada proyección en el resto de Europa. Pero hay una órden ciertamente poco conocida pero que tiene una gran importancia por ser la primera de todas las órdenes religioso-militares que surgieron en la Europa de la Edad Media. Se llamaba oficialmente Orden de Santiago de Altopascio (algunos autores como Manuel Boix prefieren el literal San Jaime de Altopascio), pero era más conocida por la forma de la cruz que portaban en sus escudos y vestimenta: los Caballeros del Tau.

 

 

Su formación está envuelta en leyendas, pero hay consenso general entre los historiadores en que debió producirse en algún momento del año 1060-1061, en una pequeña localidad de la Toscana llamada Altopascio situada a unos 14 kilómetros al sureste de Lucca. En aquellos tiempos la vía que comunicaba el sur de Francia y el norte de Italia con Roma era la Vía Francigena. Ésta atravesaba un espeso bosque cercano al lago de Bientina estrechándose y haciendo difícil el transito, pero al mismo tiempo constituyendo un lugar perfecto para que la combinación de bandidos y peligros naturales hicieran de ese tramo un calvario para los viajeros y peregrinos desprevenidos.

Plaza de los Hospitalarios en Altopascio / foto Wikipedia
Plaza de los Hospitalarios en Altopascio / foto Wikipedia

Las leyendas sobre la fundación de la orden tienen que ver con ello, como cuenta Frank McArdie en su estudio sobre Altopascio. La primera atribuye su fundación a la Gran Condesa Matilde de Canossa, la mujer más poderosa de Europa en aquellos tiempos, que llegó a controlar todos los territorios al norte de los Estados Pontificios, principalmente por su estrecha alianza con el papa. Para hacerse una idea de su importancia baste citar que se trata de una de las 4 únicas mujeres que están enterradas en la Basílica de San Pedro del Vaticano. Matilda se habría perdido en el bosque y esa experiencia la llevaría a patrocinar posteriormente la creación de un hospital donde los peregrinos pudieran pernoctar a salvo. La historia se completa con la instalación de una campana llamada la Smarrita (la perdida), que tañía durante una hora entre la una y las dos de la mañana, con el fin de que aquellos que se hubieran perdido pudieran seguir su sonido hasta el refugio.

Caballero del Tau / foto Antonio Politano
Caballero del Tau / foto Antonio Politano

La otra historia sobre el origen de la orden, esta vez recogida incluso en sus estatutos y por ello más plausible, es que se debe a 12 monjes que se trasladaron a Altopascio desde Pozzevoli para abrir el hospital en 1061. Allí se organizaron como una comunidad religioso-militar, tres décadas antes de la Cruzadas, que se dedicaba a la defensa de los peregrinos, y poco a poco su número fue aumentando con caballeros, clérigos y laicos.

Finalmente en 1239 el papa Gregorio IX les confiere la Regla del Hospital de Santiago de Altopascio, similar a la del Hospital de San Juan de Jerusalén, en un momento en que su influencia se había extendido ya por media Europa, y en el siglo siguiente alcanzaría tanta fama que aparece incluso mencionada en el Decamerón de Boccaccio, escrito en 1353. Su labor en Tierra Santa no pasó de ser anecdótica, ya que se preocuparon más de expandirse por Europa, donde llegan a establecer fundaciones en muchos países. En España fundaron tres hospitales, uno en La Font del Perelló, otro en Astorga y el tercero en Pamplona.

Esta creciente influencia no dejó de granjearles enemigos y así, en 1330 todos los Caballeros del Tau en Francia fueron arrestados y sus propiedades confiscadas, como había ocurrido con los Caballeros del Temple 23 años antes. En 1459 el papa Pío II intentó suprimir la orden, aduciendo que ya no cumplía con su cometido, mandando que sus posesiones pasasen, junto con las de otras 6 órdenes suprimidas, a la nueva Orden de Nuestra Señora de Belén. Ésta había sido creada por el propio pontífice con el objetivo de defender la isla de Lemnos, pero apenas duró y en realidad la transferencia de propiedades no se llegó a realizar.

La Orden de Santiago de Altopascio siguió existiendo en Italia hasta 1587, cuando Sixto V la integró en la de San Esteban, que continúa existiendo hoy en día. En Francia, donde habían conseguido reponerse de la redada de 1330, todavía se mantuvo independiente hasta 1672, siendo finalmente absorbida por la orden de San Lázaro de Jerusalén.

Grabado medieval del sello de la orden, con la Tau / foto Wikipedia
Grabado medieval del sello de la orden, con la Tau / foto Wikipedia

Como decíamos al comienzo el nombre popular con el que se conocía a la orden era el de Caballeros del Tau. El motivo es que su símbolo era esa letra, que portaban en sus escudos en color blanco sobre fondo negro, entendida como una Cruz de Tau, que también es el símbolo de la orden franciscana, y corresponde a la última letra del alfabeto hebreo.

Hoy en día existe una sociedad de Caballeros de la Cruz del Tau en Altopascio, que se autodenomina como orden reconstituida, y al mismo tiempo las ramas francesa, británica y escocesa de la orden se agrupan bajo la denominación de Orden de Santiago de Altopascio incluidas en la Orden de la Flor de Lis, aunque evidentemente, que sean continuadoras de la original es discutible.

fuente LBV