Varios exploradores se han arrogado el descubrimiento de la verdadera Torre de Babel. Lo único seguro es dónde se erigió: en Mesopotamia, cuna de la civilización.
El descubrimiento de la Torre de Babel recogida en La Biblia ha atraído a todo tipo de exploradores y aventureros a lo largo de la Historia. Hasta que por fin, a finales del siglo XIX, el arquitecto y arqueólogo alemán Robert Koldewey sacó a la luz los restos de la ciudad de Babilonia y de la supuestamente genuina Torre de Babel bíblica, que fue construida durante el reinado de Nabopolasar (625–650 a.C.), monarca de Babilonia y fundador de la décima dinastía del Imperio babilónico (conocida como caldea). Este rey mesopotámico se hizo con el poder en la propia Babilonia y en otras ciudades (Sippar, Dilbat, Uruk, Nippur) aprovechando las circunstancias que se vivían en Asiria tras la muerte de Assurbanipal. A partir del año 620 a.C., Nabopolasar pudo controlar Babilonia con total autonomía. La victoria en la batalla de Karkemish contra las tropas egipcias de Nekao II permitió a Nabopolasar apoderarse de toda Siria, aunque falleció aquel mismo año, con lo que el trono pasó a su hijo Nabucodonosor II en el 604 a.C.
Destrucción de un mito
Aquel enorme zigurat, que tenía siete plantas y 90 metros de altura, era un nexo de unión entre la tierra y el dios Marduk. Años después, el rey persa Jerjes se enfrentó a un levantamiento de los babilonios. Para castigarlos, ordenó destruir la ciudad y su legendaria torre, que fue reducida a un amasijo de escombros. Siglos después, los ladrillos que todavía permanecían en las ruinas del zigurat fueron utilizados por los árabes para construir casas y presas de agua.
Fuente:Muy Interesante