Cuando las exploradoras dieron un paso adelante y fundaron la Sociedad de Mujeres Geógrafas

A pesar de que las mujeres también liaban el petate y se lanzaban a recorrer tierras desconocidas, nunca tuvieron la misma consideración de sus homólogos varones.

Quien más quien menos, todos conocemos los nombres de algunos de los más famosos exploradores, como Burton, Speke, Grant, Páez, Cabeza de Vaca, Marco Polo, Livingstone, Stanley o Caillé, entre otros muchos, pero si pedimos citar féminas seguro que ya no saldrían tantas, y eso que aquí hemos reseñado ya unas cuantas en artículos anteriores. 

Por eso en 1925 fue noticia que un grupo de viajeras empedernidas había fundado la Society of Woman Geographers o Sociedad de Mujeres Geógrafas.

Fueron cuatro amigas las que organizaron aquella inédita entidad: Gertrude Emerson Sen, Marguerite Harrison, Blair Niles y Gertrude Mathews Shelby, todas ellas destacadas por sus trabajos de investigación en campos más o menos afines o relacionados de alguna manera por el denominador común de la aventura, caso de la geografía, la antropología, la historia, el deporte, el periodismo, la literatura e incluso el espionaje.

El quid del asunto no estaba sólo en que se tratara de mujeres con vidas un tanto atípicas sino también en el hecho de que la mayor parte de las organizaciones profesionales y clubs privados del momento vetaban el acceso al sexo femenino, por lo que la Society of Woman Geographers abrió sus listas precisamente a mujeres que hubieran realizado un “trabajo distintivo” publicado en revistas especializadas o libros.

Las fundadoras y otras compañeras de la sociedad en 1932/Foto: SWG

El planteamiento lo resumió perfectamente Harriet Chalmers Adams, que fue la primera en presidir la sociedad en 1925: “Me pregunto por qué los hombres han monopolizado absolutamente el campo de la exploración. ¿Por qué las mujeres nunca fueron al Ártico, trataron de ir de polo a polo o invadir África, el Tíbet o las tierras salvajes desconocidas? Nunca he encontrado mi sexo un impedimento; nunca he enfrentado una dificultad en la cual una mujer, como un hombre, no estuviera en la capacidad de superar; nunca sentí temor al peligro; nunca me faltó el coraje para protegerme a mí misma. He estado en lugares estrechos y he visto cosas difíciles”.

Como vemos, ella misma caía en el error -fruto quizá del silenciamiento clásico o desconocimiento general sobre el tema- de pensar que las mujeres habían permanecido históricamente ajenas a ese modo de vida. Acaso porque era estadounidense e ignoraba los casos de Florence Baker y Mary Kinsgley, o que su propia compatriota May French Sheldon fue una de las exploradoras más renombradas.

Harriet Chalmers Adams/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

La californiana Harriet (1875-1937) había recorrido Sudamérica Asia y Oceanía -a veces acompañada de su marido- haciendo reportajes para National Geographic y también fue corresponsal de la revista Harper durante la Primera Guerra Mundial.

Presidió la Society of Woman Geographers hasta 1933, período durante el cual se concedió la medalla de honor a la aviadora norteamericana Amelia Earhart, que desaparecería misteriosamente cuando sobrevolaba el océano Pacífico precisamente el mismo año en que falleció Harriet.

Amelia Earhart/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

Respecto a las fundadoras propiamente dichas, Gertrude Emerson (1890-1982) era de ilustre familia, nieta de Samuel D. Ingham, quien había estado al frente de la Secretaría del Tesoro durante el mandato del presidente Andrew Jackson, y hermana del famoso entomólogo Alfred Emerson.

Ella fue profesora de inglés en Japón pero regresó a su país para hacerse editora de Asia, una revista temática dedicada al continente homónimo que fue muy popular en los años veinte y treinta, y con la que colaborarían importantes firmas femeninas como la escritora Pearl S. Buck (Nóbel de Literatura en 1938).

Gertrude se hizo un hueco como exploradora protagonizando en 1920 una vuelta al mundo en la que vivió mil peripecias. Más tarde se casó con el dr. Basishwar Sen, un célebre científico indio que había sido alumno del erudito Jagadis Chandra Bose (biólogo, biofísico, botánico, arqueólogo y escritor), y se estableció junto a él en la India, aunque siguió publicando libros.

Gertrude Emerson Sen/Foto: SWG

En la fundación de la sociedad, Gertrude tuvo a su lado a Mary Blair Niles (1880-1959), una novelista de EEUU que vivió entre los indigenas de México, Sudamérica y sudeste asiático publicando sus experiencias en varias obras en las que retrataba esas culturas primitivas desde un punto de vista antropológicoetnográfico.

Sin embargo, su libro más vendido fue Condemned to Devil’s Island (Condenado en la Isla del Diablo), en el que narraba la vida de un prisionero de la famosa isla-prisión francesa al que había conocido durante una visita al lugar en 1926.

Blair Niles/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

Marguerite Elton Baker (1879–1967), hija de un magnate del transporte, fue enviada a Italia por su fría madre para alejarla de un novio de clase baja abriéndole así la puerta a una nueva vida ambulante. Esos primeros viajes le vinieron bien para aprender múltiples idiomas y afrontar así el desamparo económico en que quedó cuando murió su marido (a pesar de todo se había casado con un joven pobre del que tomó el apellido con que se la conoce, Harrison).

Al igual que Harriet, fue corresponsal de prensa durante la Primera Guerra Mundial para The Baltimore Sun, compatibilizando esa labor con la de espía en la posguerra, en Rusia; los bolcheviques la descubrieron y pasó diez meses en la Lubianka, donde contrajo la tuberculosis.

Luego la arrestaron también en China pero esa rocambolesca odisea le sirvió para publicar varios emocionantes libros que la pusieron en contacto con las otras fundadoras de la Society of Women Geographers.

Marguerite Harrison/Foto: fair use en Wikimedia Commons

Por último, Gertrude Matthews Shelby (1881-1936), otra eminente descendiente de una ilustre familia de Kentucky, se casó con el periodista y escritor John L. Mathews dispuesta a llevar con él una vida nómada sobre una casa flotante con la que navegaban por los ríos del país, describiendo su experiencia en varios artículos de prensa.

Después se fueron a Surinam y la Guayana para continuar por otros rincones del mundo, siempre trasladando lo que vivían al papel. Un ataque al corazón puso fin a su carrera prematuramente, pero había tenido tiempo de unirse a las fundadoras de la sociedad de que hablamos, aunque con ciertas reticencias porque, como dijo, “no quería probar que era mejor que un hombre” sino simplemente “contribuir al conocimiento de la humanidad”.

Otras célebres mujeres irían engrosando con el tiempo la lista de la Society of Woman Geographers: por ejemplo, la historiadora Mary Beard, la antropóloga Margaret Mead (a la que además se entregó la Medalla de Oro en 1942), las escritoras Fannie Hurst y Grace Gallatin Seton Thompson, la escaladora Annie Smith Peck e incluso Eleanor Roosevelt.

Hoy en día tiene medio millar de miembros de los campos del saber más variados (aparte de los citados anteriormente, oceanografía, diplomacia, arqueología, etc) repartidos por sus diversas sedes locales en treinta y dos países, estando la central en Washington D.C.

Fuentes: Society of Women Geographers/Women of the Four Winds (Elizabeth Fagg Olds)/Ahead of Their Time. A Biographical Dictionary of Risk-taking Women (Joyce Duncan)/The Times / Wikipedia/LBV.