Llega a Puerto Rico la replica nao Santa María en el primer viaje al exterior desde la botadura
Una réplica exacta de la Nao Santa María llegó a San Juan de Puerto Rico el pasado martes tras 22 días de navegación y 3.500 millas
La Fundación Nao Victoria, en colaboración con la Diputación Provincial de Huelva y la Fundación Cajasol, ha construido una réplica de la célebre nao Santa María que capitaneó Cristóbal Colón a través del Atlántico. Una réplica totalmente operativa, que arribó el pasado martes en la isla de Puerto Rico tras emular la ruta del navegante.
Con una tripulación de 17 hombres y mujeres y bajo la capitanía de Manuel Murube, esta nueva Santa María zarpó el pasado 26 de noviembre de la isla canaria de La Gomera y ha cruzado el Atlántico en 22 días de navegación. La llegada a San Juan de Puerto Rico marca para su tripulación el inicio de una gira americana, en el marco del 525 Aniversario del encuentro de Europa con América.
El barco pasará la Navidad en aguas caribeñas, y desde allí hará escalas en algunos puertos de Hispanoamérica, hasta alcanzar Estados Unidos, donde realizará una gran gira por los principales puertos de Florida y la costa este, con destino en los Grandes Lagos y Canadá.
La embarcación, botada hace menos de un año en aguas de Punta Umbría, pesa unas 200 toneladas y cuenta con una eslora máxima total de 28,30 metros y 7,96 metros de manga. Como la original, la réplica de la Santa María incorpora tres mástiles y un bauprés, siendo la altura del mástil mayor de casi 25 metros desde la línea de flotación. En la construcción se han empleado cerca de 90 m³ de madera de iroko, 250 m² de velas y unos tres kilómetros de cabos entre su jarcia firme y de labor.
Desde su botadura el 16 de marzo de 2018 en los astilleros de Punta Umbría, el barco ya ha realizado una gira por puertos del Mediterráneo de España y Francia, como Setè, Port Vendres y Cape D’Age, y las islas Canarias, recibiendo miles de visitas a bordo.
El naufragio de la auténtica Santa María
Tras años de preparativos, Cristóbal Colón partió el 3 de agosto de 1492 del puerto de Palos (Huelva) al frente de las carabelas Pinta y Niña y la nao Santa María, con una tripulación de unos noventa hombres. La Santa María, llamada originalmente La Gallega, era propiedad de Juan de la Cosa y fue donde embarcó Colón. El objetivo no era un nuevo continente, sino encontrar una ruta segura hasta el Pacífico.
Las tres naves castellanas arribaron a principios de agosto de 1492 en la isla Gran Canaria y, posteriormente, en la isla de La Gomera, donde se realizaron diversas reparaciones y los últimos aprovisionamientos con vistas a la parte más dura del trayecto. Consta que, en esta parada, se realizaron reparaciones en el timón de La Pinta. Con rumbo hacia el incierto oeste, se produjeron conatos de motín y durante un mes cundió la desesperación. Entre el 9 de octubre y 10 de octubre, los capitanes tomaron la determinación de que se volverían en el plazo de tres días si no divisaban tierra.
El 12 de octubre, el grumete Rodrigo de Triana dio el famoso grito de: «¡Tierra a la vista!». Pronto llegaron a una isla llamada Guanahani, a la que rebautizó como San Salvador, en el archipiélago de las Bahamas. Colón recorrió otras islas de las Bahamas y alcanzó La Española (actualmente en Haití), que supuso la tumba de la nao capitana, La Santa María. Durante la Nochebuena de 1492, el barco, con la mayoría de provisiones, quedó varado en un banco de arena después de que el vigilante se quedara dormido aquella noche. Los arrecifes de coral destrozaron el casco de la nao y obligaron a evacuar la nave hacia la Niña, la única embarcación disponible.
Finalmente, fue imposible salvar la Santa María, aunque nunca han faltado las teorías de que fue el propio Colón el que prefería que se perdiera el barco para así tener un argumento sólido en la corte de los Reyes Católicos que justificara el regreso, a falta de grandes cantidades de oro que mostrarles. El navegante vio en la generosidad del líder indígena, que le ayudó a salvar las provisiones, una señal divina. Con los restos de la Santa María construyeron una fortaleza, el primer asentamiento europeo en América, donde quedaron varios europeos a la espera de que Cristóbal fuera y volviera de España.
Las dos embarcaciones supervivientes, al mando del almirante de misteriosos orígenes, emprendieron el viaje de regreso a España. Las naves se separaron, llegando la Pinta en primer lugar a Bayona (Galicia), hacia el 18 de febrero de 1493.
A su regreso a América, Colón descubrió en La Navidad que los 39 colonos habían muerto. Una docena de sus cadáveres habían sido colocados, muchos sin ojos, para que se pudrieran al sol por los nativos, que habían asesinado a los colonos cuando estos empezaron a robarles comida y mujeres. Colón no castigó al líder local que había permitido aquella matanza por miedo a represalias, pero permitió otros abusos contra los indígenas, en contra de las órdenes de la Reina.
Fuente ABC