La equivalencia es un disparate histórico y una barbaridad conceptual: las cruzadas duraron solo dos siglos, y fueron una iniciativa de defensa de la cristiandad
Asedio a Antioquía durante la primera cruzada – ABC
Uno de los tópicos más arraigados en la cultura de masas es la reiterada comparación entre la yihad, la «guerra santa» musulmana, y las antiguas cruzadas cristianas. En Occidente suele ser el recurso de la prensa progresista -que alguien definió certeramente como la que busca su progreso- para «contextualizar» los atentados yihadistas en el marco de una visión radical y violenta de la religión, incluida la cristiana. Es también uno de los leitmotiv de los movimientos islamistas radicales. Líderes con reputación de islamismo moderado, como el presidente turco Erdogan, esgrimen periódicamente el espantajo del «choque entre la cruz y la media luna» cuando sufren algún desplante por parte de Occidente.
La equivalencia entre las cruzadas medievales y la «guerra santa musulmana» es un disparate histórico -las cruzadas concluyeron hace muchos siglos, y la yihad sigue siendo un deber actual para todo musulmán- y una barbaridad conceptual. El islam literal, tal como establecen diversos versículos del Corán, considera que la yihad es una obligación religiosa a causa de su universalismo, que le empuja a convertir a todo el mundo, ya sea por la persuasión o por la fuerza. Era un deber en el siglo VIII y sigue siendo un deber en el siglo XXI. En cambio, las cruzadas (que duraron del siglo XI al XIII) nunca se plantearon como una obligación para todos los cristianos, y su carácter fue, al menos originalmente, defensivo. La idea de las cruzadas surgió como respuesta a las tropelías cometidas por los califas de Egipto y de Siria contra los cristianos y los lugares santos, y su intención era liberar tanto a unos como a otros.
Las cruzadas fueron un hecho único, que solo el Papa podía proclamar. En cambio, la yihad es un estado permanente en la comunidad musulmana, decretado por la ley islámica, que en el medievo los califas debían decretar en su territorio al menos una vez al año. La «guerra santa musulmana» continúa hoy, mientras que las cruzadas concluyeron de modo definitivo cuando la evolución del pensamiento cristiano advirtió que ese tipo de guerra contradecía el núcleo de su doctrina.
Fuente ABC