Origen de la bandera española

La bandera de España que hoy conocemos no tiene nada que ver con la que fue en sus inicios, poco a poco ha ido evolucionando hasta lo que es hoy en día.

En tiempos de guerra es importante tener claro quiénes son enemigos y quienes los aliados. Esto que, a priori, parece tan sencillo, lo cierto es que no lo era tanto a la hora de atacar al rival o bajar las armas en periodos de batallas navales. Precisamente esto es lo que sucedió en España durante el siglo XVIII, cuando se vio obligada a cambiar su tradicional bandera por otra más llamativa para evitar que fuera confundida con naves rivales y atacada por error.

Tradicionalmente, la bandera española contaba con el escudo de armas de la casa Borbón sobre fondo blanco. Esta bandera fue instaurada por Felipe V cuando los Borbones se hicieron con el trono español. Sin embargo, se trataba de una bandera que coincidía siendo prácticamente idéntica a otras banderas de reinos como Sicilia, Toscana, Parma, Francia o Nápoles.

Cuando llegaba un barco, no se sabía de qué reino era procedente y, en consecuencia, si se le debía dejar paso o atacarlo. El rey Carlos III tuvo que buscar una solución, la cual pasó por un cambio de bandera.

Tras un concurso organizado para escoger un diseño más destacado, el rey se decantó por la bandera roja y amarilla. El motivo de esta elección es que son colores muy llamativos que permitían ser vistos  con facilidad en el mar, una cualidad esencial para la bandera naval. El 28 de mayo de 1785 se hizo oficial el cambio y empezó a estar vigente la nueva bandera, con tanto éxito que posteriormente fue implantada también en el Ejército de Tierra y haciéndose muy popular.

El pueblo español acabó enamorándose de esta bandera, lo que motivó que se convirtiera no solo en la bandera naval y del Ejército, sino en la bandera nacional de España.

¿Cuando tuvo España su primera bandera?

Tenemos que trasladarnos hasta la civilización romana en España para hablar de las primeras insignias que se utilizaron en nombre del pueblo español y, que además, se mantuvieron durante la época visigoda.

Hay un momento histórico, durante la invasión musulmana cuando comienza a utilizarse lo que hoy entendemos por bandera (estandartes con tejidos ligeros) ya que son los musulmanes y los Cruzados quienes comienzan a implantar su uso.

Las banderas representaban a los reyes, señores y linajes en lugar de a los territorios, tal como lo entendemos ahora. Pero las banderas que conocemos ahora entraron a la península por vez primera de mano de los árabes quienes empezaron a colocar estas piezas de tela que ondeaban al viento con un asta como elemento de fijación. Los colores de las banderas representaban a la dinastía, siendo los más comunes los colores blanco o verde, que representaban a los Omeyas y Almohades, o a los Fatimidas, respectivamente.

Ya durante la Reconquista los cristianos fueron añadiendo a la bandera los colores y figuras que portaban en sus escudos. Desde mediados del siglo XII cada reino tenía su bandera y llegó a haber un número muy grande de banderas, lo cual hizo que en el siglo XIII Alfonso X el Sabio se viera obligado a reglamentar acerca de su uso y de su forma.

Desde Alfonso XI, las banderas del monarca llevaron una banda, mientras que las banderas de los reinos llevaban la figura de castillos y leones. Sin embargo, las banderas no tenían carácter nacional.

Tras la boda de Juana La Loca con Felipe el Hermoso, los Borbones introdujeron en el estandarte la cruz de Borgoña. Predominó desde entonces el fondo blanco o amarillo y los adornos o emblemas (cruz de Borgoña, castillos y leones y escudos de ciudades) en color rojo.

La evolución de la Bandera Española

Es en el siglo XVI con la boda de Juana I de Castilla y Felipe “El hermoso” cuando todas las banderas tienen un elemento común, la Cruz de Borgoña que simbolizaba a España.

Este diseño es sustituido por Felipe V que cambia los tonos por el blanco para igualarse al resto de la Casa de Borbón y los territorios por ellos gobernados como son Nápoles, Toscana, Parma o Sicilia.

Durante el reinado de Carlos III cambia de nuevo el diseño de la bandera para diferenciar a España del resto de territorios y, la Bandera Nacional tal como hoy la conocemos surge con el Real Decreto del 28 de mayo de 1785 durante su reinado.

En este decreto se resuelve un concurso para escoger un nuevo pabellón de la Marina, por lo que se escogen dos tipos de diseños: un diseño para los mercantes y otro diseño para los buques de guerra, de entre las doce propuestas que se habían presentado.

En el año 1843, se ordenó en el Real Decreto de 13 de octubre, que todas las unidades militares dispusieran de la misma bandera. Más tarde, en 1908, en otro Real Decreto se dispone que en las fiestas nacionales deberá de ondearse la bandera en los edificios públicos.

El diseño utilizado ya en esos años ha sido el que se ha mantenido hasta la actualidad pero el escudo ha variado. Con la Segunda República la bandera pasó a ser tricolor (rojo, amarillo y morado). La corona fue reemplazada por un castillo y se añadieron las columnas de Hércules con el lema “Plus Ultra”, además de añadirse los reinos de Aragón, Navarra y Granada.

Al finalizar la guerra civil española la bandear que se utiliza vuelve a ser bicolor pero se utiliza un nuevo escudo. Se suprime el castillo y se devuelve la corona.Además se añadió el águila de San Juan, emblema de los Reyes Católicos. Éste no fue el último, todavía hubo dos escudos más hasta que en 1981 se presenta el actual diseño.

Como dato curioso destacar que desde el reinado de Carlos III y hasta que estalló la I República, la bandera portaba en su lado derecho la figura de un león y a la izquierda un castillo de color dorado. El diseño culminaba con una corona en la parte superior del escudo. Los republicanos dejaron los símbolos pero eliminaron la corona.

Finalmente, tal y como explicamos al principio, la bandera española actual nace de la necesidad de diferenciar al enemigo y hacer un diseño atrayente y fácil de visualizar en el mar. De ahí la elección de los colores rojo y amarillo.

Fuente: Sobrehistoria

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