Más de 6.600 personas fueron ejecutadas y enterradas en este campo de fusilamiento entre 1937 y 1941
Más de 6.000 personas fueron ejecutadas y sus cuerpos ocultados en un bosque de Kommunarka –
Un equipo de historiadores y arqueólogos ha logrado delimitar el lugar de enterramiento de miles de personas ejecutadas en el campo ruso de fusilamiento de Communarka durante las purgas estalinistas, gracias a una fotografía aérea tomada por la Luftwaffe durante la Segunda Guerra Mundial.
La existencia de fosas comunes en Communarka, en el suroeste de Moscú, era conocida desde la apertura temporal de archivos de la KGB en los últimos días de la URSS; pero no había información precisa sobre el emplazamiento de los cuerpos.
El lugar era uno de los tres de este tipo que los servicios secretos soviéticos NKVD utilizaron para hacer desaparecer los cuerpos durante el terror de Stalin de los años treinta.
Según los historiadores, 6.609 personas fueron ejecutadas y enterradas en las fosas comunes de Communarka entre 1937 y 1941. Se encuentran en una zona forestal cerrada que perteneció durante un tiempo a Guenrikh Yagoda, el jefe del NKVD, que tenía allí una casa de descanso. Yagoda fue despedido en 1936 y ejecutado en 1938. Ironía de la Historia, es probable que su cuerpo repose en Communarka.
«Antes, no había nada aquí (en Communarka), la gente venía y cogía champiñones», afirma Roman Romanov, el director del Museo de la historia del Gulag en Moscú. Según Romanov, que ha codirigido las investigaciones, la zona de Communarka ha sido menos estudiada que las fosas comunes de mayor envergadura situadas en el campo de tiro de Bútovo.
La inauguración prevista de un memorial en Communarka ha empujado a los historiadores a querer identificar con más precisión el emplazamiento de las tumbas.
«Los voluntarios despejaron la zona y un radar geológico nos acompañó para detectar anomalías en el suelo», detalla Romanov. Pero ha sido una foto aérea tomada por un piloto de la Alemania nazi que sobrevoló la zona en 1942, cuando las tumbas estaban «frescas», la que ha sido determinante para el éxito de la investigación.
Al examinar la altura de los árboles visibre en la foto, los historiadores han llegado a la conclusión de que algunos de ellos habían sido plantados sobre las fosas comunes, una táctica utilizada a menudo por la NKVD para ocultar sus crímenes.
La siguiente etapa de la investigación, según Romanov, es identificar a las víctimas halladas en cada fosa. «En una pequeña fosa, puede haber 30 personas, en otra 100 personas. Queremos saber dónde está enterrada cada una», afirma el historiador.
Según Ian Ratchinski, un miembro de la ONG Memorial, que recopila información sobre los crímenes de Stalin, alrededor de 30.000 personas fueron ejecutadas en Moscú entre 1937 y 1938.
«En una fosa común»
Durante la Perestroika, a finales de los años 80, el KGB aceptó temporalmente enviar información sobre estos crímenes a los periodistas y a Memorial. Las fichas individuales del NKVD precisaban a veces el lugar de ejecución de las víctimas, en el distrito de útovo o en el cementerio de Donskoï de Moscú. De otras no se daban más datos que «en una fosa común».
«Pensamos que las personas de las que no se precisa el lugar de ejecución se encuentran en Communarka», afirma Ratchinski.
«Prácticamente todo el gobierno mongol está aquí», continúa. En la época, Mongolia, que era un satélite de la Unión Soviética, también sufrió la represión indiscriminada de Stalin.
Muchos altos responsables de Estados bálticos fueron igualmente ejecutados tras la anexión de Lituania, de Estonia y de Letonia por la URSS en 1940.
Según Ratchinski, más de 1.000 personas que se cree que fueron enterradas en Communarka no han sido identificadas porque los servicios secretos rusos han suspendido ahora el acceso a sus archivos. «De pronto han dejado de enviarnos documentos», se lamenta Ratchinski, que acusa a las autoridades de no mostrar interés por los crímenes estalinistas.
«El Estado es responsable de lo que pasó aquí», afirma por su parte el historiador Sergueï Bondarenko, cuyo bisabuelo fue fusilado en Kommunarka. Según Bondarenko, solo un responsable de medio rango asistirá a la inaguración del nuevo memorial en octubre. «Creo que el presidente debería venir porque es una de las mayores fosas comunes de Moscú», considera.
Para el director del Museo de la historia del Gulag, el panorama es menos sombrío. Subraya que el presidente Vladimir Putin acudió el año pasado al memorial de las víctimas de la represión estalinista, en el centro de Moscú.
Según el historiador, otras regiones de Rusia deben seguir el «precedente positivo» de Communarka y definir las «fronteras exactas» de las fosas comunes estalinistas.
El objetivo es identificar un día las tumbas de todas las víctimas. «Puede parecer utópico, pero es necesario», asegura.
Ocuparse de las víctimas estalinistas no está exento de riesgo, sobre todo en las zonas rurales. El historiador Iouri Dmitriev, que ha dedicado años a desenterrar víctimas de la represión estalinista en Karelia, está acusado de agresión sexual, en un montaje preparado, según activistas de derechos humanos y numerosas personalidades rusas.
Fuente ABC