A Joyce Vogelman o a sus inquilinos ya no les sorprende que de tiempo en tiempo irrumpan en su propiedad de la pequeña localidad de Potwin, en medio de la llanura de Kansas, el FBI o policías estatales en busca de pederastas, terroristas o ciberacosadores. Un cuento de ciberterror en pleno Medio Oeste que ha acabado, como suele pasar en EEUU, en los tribunales.
Y es que su más que modesta granja es la dirección por defecto de los mapas ‘online’ de la compañía MaxMind desde que empezó a ofrecer servicios de geolocalización de direcciones IP en 2002, una situación que ha dado más de un disgusto a los inquilinos.
La familia Volgeman es la propietaria de la casa desde hace más de cien años. Ahora, a su cargo, está Joyce Taylor, de 82 años, pero no vive en ella sino que la alquila. Y sus habitantes, James y Theresa Arnold, son acusados continuamente de delitos como el robo de identidad, el spam o las estafas electrónicas, entre otras.
Desfile de investigadores
A la granja de los Volgeman han ido el FBI, ambulancias que buscaban suicidas o policía que buscaba niños perdidos. Por sus alrededores, de una granja prácticamente en mitad de la nada, aparecen siempre extraños que merodean perdidos o con intenciones vengativas. Sus habitantes han sido tratados como criminales, explicaba Fusion.net en el artículo que destapó la historia.
«La primera llamada que recibí fue de Connecticut. Fue un hombre que estaba furioso porque su negocio de Internet fue abrumado con mensajes de correo electrónico. Sus clientes no podrían utilizar su correo electrónico. Dijo que era culpa de la dirección en la granja. Fue entonces cuando me di cuenta de que algo estaba pasando», explica Taylor a Fusion. Esta llamada, de 2011, ha sido sólo la primera de muchas; el acoso aumentó y hasta el sheriff local tuvo que intervenir.
La causa de todo este trance por el que sus habitantes deben pasar se debe a la gelocalización de las direcciones IP. La geolocalización de IP consiste en conocer a quién pertenece una IP y dónde viven esas personas, con el fin de detectar irregularidades, problemas o en caso de delitos relacionados con la red. Sin embargo, no se trata de algo exacto y la empresa MaxMind creó ubicaciones predeterminadas con el fin de aproximar al máximo posible algunas localizaciones imprecisas.
MaxMind utilizó las coordenadas de la casa como una indicación general del país, creyendo que esto no tendría consecuencias, dado que coincidía con el centro geográfico de EEUU. Pero las tuvo. Fue precisamente ahí cuando la casa de los Volgeman comenzó a sufrir la pesadilla tecnológica, puesto que ante una solicitud de IP en Estados Unidos que no puede ser identificada, su ubicación aparece por defecto. En la actualidad, cuenta con más de 600 millones de direcciones IP asociadas.
Ahora, los Arnold han decidio poner una demanda contra la empresa por los daños causados durante los últimos cinco años: las autoridades se podían presentar a cualquier hora, se les acusó de todo, desde pornografía infantil a estafa, incluso aparecieron ambulancias en busca de suicidas. La empresa, que prometió solucionarlo, ya ha cambiado su ubicación por defecto a un lago cercano a Wichita, la ciudad más grande de Kansas.
Fuente:El Economista