Los 4 Evangelios cristianos describen la Pasión y Resurrección de Cristo como los acontecimientos centrales de la vida de Jesús. Durante la Semana Santa se conmemoran la Última Cena, la Eucaristía, el Vía Crucis, la Crucifixión y Resurrección de Jesucristo. Básicamente todo el credo católico se aglutina en estos pocos días previos a la Pascua. Y una de las tradiciones es visitar las reliquias en Semana Santa.
Qué son las reliquias
En Semana Santa se llevan a cabo muchos rituales diferentes y tradiciones, y una de ellas es la visita de las reliquias de Semana Santa, es decir, visitar y adorar aquellos objetos que hacen referencia a la vida de Cristo o que están relacionados con momentos importantes que se mencionan en la Biblia.
Un problema inherente a esto es la autenticidad de las reliquias y aunque se han hecho muchos estudios al respecto y la antigüedad de estos objetos no ha salido muy bien parada, los cristianos adoran estas piezas y todas tienen su historia, como decimos, intrínsecamente relacionada con la que se cuenta en la Biblia acerca de la vida de Cristo y de su relación con Dios.
A continuación os dejamos algunas de las reliquias más conocidas, que podemos encontrar en España (junto con la sábana santa de Turín) por si queréis disfrutar la Semana Santa haciendo el recorrido de estas reliquias que hablan del la muerte y resurrección de Jesús.
El Santo Cáliz de Valencia
La tradición explica que el Papa Sixto II mandó a Lorenzo esconder el cáliz que Jesús había utilizado en la Última Cena para que el emperador Valeriano no pudiera encontrarlo y robarlo. Sigue la historia contando que el cáliz paso de mano en mano y de Papa en Papa hasta llegar a Valencia dónde sobrevivió tanto a la guerra de la independencia como a la guerra civil, cuando tuvo que pasar por la casa de varios fieles para ser protegido y conservado. Aunque no se conoce la veracidad de este objeto, sí se conoce la enorme tradición que hay detrás de él y, de hecho, aunque ningún Papa haya afirmado que realmente este cáliz estuvo en manos de Jesús durante la Última Cena, si lo han mencionado en varias ocasiones algunos de ellos como el Papa Juan Pablo II, Benedicto XVI y el actual Papa Francisco.
Lignum Crucis de Santo Toribio de Liébana
En el monasterio de los Franciscanos de Santo Toribio de Líebana, que se encuentra en Cantabria, se guarda desde hace más de 1200 años la que se considera la mayor reliquia existente sobre la Cruz en la que murió Jesús: su brazo izquierdo. La tradición cuenta que Toribio de Astorga, después de haberse ordenado sacerdote y de custodiar Santos Lugares, cuando los persas le persiguieron, varios cristianos le refugiaron y le ayudaron hasta llegar a Roma dónde llegó con esta reliquia.
¿Cómo consiguió Toribio de Astorga esta parte la cruz? según parece fue guardada por Helena, la madre del emperador Constantino. Cuenta la leyenda que al haber tantas cruces en el monte Calvario, no sabían reconocer cuál era la de Jesús por lo que decidieron llevar a una persona enferma que, cuando se puso junto a Cristo, se curó inmediatamente.
Aunque tampoco podemos saber con exactitud que la reliquia guardada haya estado en contacto con Jesús, sí se hicieron las pruebas del carbono 14 que determinaron que esa pieza tenía más de 2000 años.
Sábana Santa de Turín
En Turín podemos apreciar la Sábana Santa que no deja de sorprender a todos los que se acercan a verla por sus manchas de sangre humana de signo AB y por las manchas a modo de sombra que dejan entrever la forma de un cadáver. Según los estudios que intentan explicar el por qué de esta huella, se identifica que la persona fallecida murió en forma vertical, con marcas de flagelación y también algunas heridas en la cabeza, lo que podría identificarse fácilmente con la muerte de Cristo.
Sudario de Oviedo y
La tradición cuenta que el Sudario que se encuentra en la catedral de Oviedo se es el sudario que aguantó la cabeza de Cristo según descendía de la cruz. De los estudios que se han hecho a este Sudario se explica que hay manchas de sangre también del grupo AB además de polen propio de una planta típica de la Palestina del siglo I, que además solía ser utilizada cuando se enterraba a una persona. Las manchas encontradas también verifican que se encuentra de una persona muerta en vertical, que tenía el pelo largo así como bigote y barba, explicando que es posible que sea el sudario colocado en la cabeza de una persona crucificada, que llevaba una corona de espinas y tenía encharcamiento pulmonar. Todos estos datos corresponden con la muerte de Cristo. Además, los expertos aseguran que las marcas encajan con las encontradas en la Sábana Santa de Turín.
Fuente Sobrehistoria