Los restos de la Batalla de Himera, uno de los mayores descubrimientos arqueológicos de las últimas décadas

Visión decimonónica de la Batalla de Hímera (Giuseppe Sciuti)/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Himera, la actual Termini Imerese en la costa norte de Sicilia, fue una ciudad griega fundada en el año 648 a.C. por colonos procedentes de Zancle (Mesina). Su situación, la más occidental de todas las ciudades griegas en la isla, la convertía en un enclave estratégico al borde del territorio controlado por Cartago, que ocupaba el Oeste.

 

 

Situación de Himera / imagen Cristiano64 en Wikimedia Commons

La ciudad de Himera fue fundada por los zancleos, los cuales, al mando de Euclides, de Simo y de Sacón, la poblaron de cierto número de sus gentes. Poco tiempo después llegaron muchos calcídeos, y gran número de siracusanos, lanzados de su ciudad por los bandos contrarios, llamados milétidas, y por la mezcla de estas dos naciones se hizo un lenguaje compuesto de dos, a saber: la mitad calcídeo, la mitad dorio; la manera de vivir fue según las leyes y costumbres de los calcídeos (Tucidides, Historia de la Guerra del Peloponeso VI–1)

El primer choque con los cartagineses se produjo en el año 480 a.C., en lo que hoy se conoce como Primera Batalla de Himera, y que tuvo lugar, dicen, el mismo día que los griegos se enfrentaban a los persas en Salamina.

En ella Gelón, tirano de Siracusa, y Terón, tirano de Agrigento, derrotaron al ejército cartaginés comandado por Amílcar Magón y que contaba, según las fuentes aunque no hay evidencias, con unos efectivos de 300.000 hombres. Gelón acudió a socorrer a Terón en Himera con no menos de 50.000 soldados de infantería y más de 5.000 de caballería, razón por la cual no pudo acudir en auxilio de los griegos que resistían el envite de Jerjes.

Restos del templo de la Victoria de Himera / foto Clemensfranz en Wikimedia Commons

Siete décadas más tarde los cartagineses tomaron venganza, y en 409 a.C. bajo el mando de Aníbal Magón, destruyeron completamente Himera, que nunca más sería reconstruida. En su lugar se levantó al oeste de las ruinas una nueva ciudad, Termes, que se repobló con fenicios y griegos.

Aníbal ordenó asimismo saquear los templos y, después de obligar a salir a los suplicantes que se habían refugiado allí, los incendió; y arrasó la ciudad desde sus cimientos doscientos cuarenta años después de su fundación (Diodoro de Sicilia, Biblioteca histórica XIII–62)

Los restos de estas dos batallas se descubrieron entre 2008 y 2011, en lo que constituye uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de las últimas décadas. Durante los trabajos de ampliación de una línea ferroviaria apareció una necrópolis con más de 12.000 enterramientos casi intactos de época arcaica y clásica, con abundantes piezas de ajuar funerario.

Fosa común de la batalla de 409 a.C. y enterramiento de un caballo / foto Superintendencia Arqueológica de Palermo

Hasta nueve fosas comunes, siete de ellas asociadas a la batalla de 480 y dos a la de 409 a.C., y multitud de individuales, albergan miles de esqueletos de hombres, colocados curiosamente de forma ordenada, uno al lado de otro. Junto a ellos una treintena de enterramientos de caballos, probablemente procedentes de la primera batalla, fueron también colocados en fosas comunes.

Entre los objetos encontrados en las fosas hay bronces de tipo ibérico, lo que confirma la presencia en el ejército cartaginés de mercenarios de diversas partes del Mediterráneo occidental:

No obstante lo dicho, es fama entre los vecinos de Sicilia, que se hubiera Gelón vencido a sí mismo, a pesar de la repugnancia que sentía en tener que obedecer a los lacedemonios, dando socorro a los griegos, si por aquel mismo tiempo no hubiera querido la fortuna que el tirano de Himera Terilo, hijo de Crinipo, arrojado antes de ella por el señor de los Agrigentinos, Teron, el hijo de Enesidemo, condujese a Sicilia un ejército de trescientos mil combatientes, compuesto de fenicios, Libios, Españoles, Genoveses, Helísicos, Sardos y Corsos, a cuya frente venía Amílcar, hijo de Hanon, rey o general de los cartagineses (Heródoto, HistoriaVII-CLXV)

Las tumbas estaban a una profundidad de tres metros bajo el nivel del suelo cubiertas por una capa muy compacta y homogénea que ha protegido la necrópolis a lo largo de los siglos. Esto pudo ser debido a inundaciones del mar o del río cercano.

Otra de las fosas comunes / foto Superintendencia Arqueológica de Palermo

La alta concentración de varones en ellas es lo que vincula a la mayoría de las tumbas con las batallas. Son individuos de entre 15 y 57 años que presentan rastros de heridas profundas causadas por el corte o lanzamiento de armas, algunas de las cuales, como flechas, puntas de lanza, espadas o puñales, todavía se encontraron incrustadas en los esqueletos, porque no fueron retiradas antes del entierro.

Vista general de la necrópolis / foto Superintendencia Arqueológica de Palermo

Asimismo, indicios de la masacre del año 409 a.C. que afecto a gran parte de la población civil, aparecieron en la parte oriental de la necrópolis, frente a las antiguas murallas de la ciudad y especialmente en las capas superiores. Aquí se colocaron cientos de esqueletos de manera caótica, hombres y mujeres de todas las edades, enterrados apresuradamente por los supervivientes.

Todos estos restos de la mayor necrópolis griega descubierta en Sicilia, que han permanecido durante diez años encerrados en dieciséis cajas en un almacén, van a ser ahora trasladados a Palermo, donde serán por fin expuestos al público en el Real Albergo dei Poveri. No obstante es una solución temporal hasta que se construya un museo en Termini Imerese para ellos.

Fuentes: Historia de la Guerra del Peloponeso (Tucidides) / Historia (Heródoto) / Biblioteca histórica(Diodoro de Sicilia) / Fame di Sud / Guerras Sicilianas, el conflicto más duradero de la Antigüedad que enfrentó a Cartago con la Magna Grecia / Wikipedia/LBV.