«Esclavos fugitivos en Gran Bretaña», desarrollado por investigadores de la Universidad de Glasgow, es un proyecto sobre los anuncios de esclavos fugados en la prensa británica
El comercio de esclavos africanos – CC
«No tenemos las palabras, a veces ni siquiera los nombres, de las personas esclavizadas que fueron llevadas a Gran Bretaña en el siglo XVIII. En muchos casos, todo lo que queda son los breves anuncios difundidos en periódicos escritos por maestros que estaban ansiosos por reclamar sus valiosas propiedades humanas». Con estas palabras, Simon Newman, profesor de Historia en la Facultad de Humanidades de la Universidad de Glasgow, pone de manifiesto que la esclavitud no se restringía al continente americano o el mundo asiático, sino que era una práctica «rutinaria» y normalizada en las islas británicas hace tres centurias.
Una base de datos digital que ha sido lanzada por académicos de la Universidad de Glasgow recolecta más de 800 de estas publicidades y es el resultado del proyecto «Esclavos fugitivos en Gran Bretaña: esclavitud, libertad y raza en el siglo XVIII». Estos reclamos, colocados por maestros y propietarios ofreciendo recompensas por la captura y devolución de los prófugos, «aparecían junto a los artículos de actualidad mundanos y cotidianos y los anuncios que llenaban las páginas de la floreciente prensa de periódicos». La estandarización del cautiverio servil es corroborada por Nelson Mundell, asistente en la investigación: «Este proyecto muestra que no era algo inusual tener esclavos caminando por las calles de pueblos y ciudades a lo largo y ancho de Gran Bretaña».
Pero el número de esclavizados era mucho mayor ya que, así como hubo amos que no publicaron avisos, se cree que muchos siervos no gozaron de la oportunidad o el arrojo para probar suerte en arriesgados intentos de liberación. En cualquier caso, lo que sí contradice es la aseveración que el magistrado John Holt pronunció a comienzos de siglo: «Tan pronto como un negro pisa Inglaterra, se hace libre». De hecho, habrá que esperar 100 años para que elimperio británico y EE.UU prohíban el comercio de esclavos, en 1807 y 1808 respectivamente; en 1815 serían las potencias europeas, reunidas en el Congreso de Viena, las que acordasen, presionadas por Inglaterra, acabar con la trata en todas sus colonias.
Las meticulosas investigaciones que realiza el proyecto en la prensa inglesa y escocesa del momento proporcionan una valiosa fuente de información acerca de la esclavitud en Gran Bretaña. «Estos breves avisos periodísticos dan vida a las personas subyugadas que vivieron, trabajaron e intentaron escapar de la sociedad británica», comenta Simon. Unos esclavos que, en su mayoría sirvientes domésticos de familias elitistas y mercantiles ligadas a los territorios del imperio allende el mar, también fueron empleados como marineros, trabajadores portuarios o artesanos.
Su relevancia radica igualmente en la descripción de los modales, ropa, peinados o habilidades de los huidos, algo que no aparecería en los registros oficiales de la época de no ser por los anuncios en prensa. Aunque también funcionaban como advertencia al señalar las cicatrices o marcas que tenían, como así lo refleja el siguiente aviso publicado por el maestro Patrick Burk: «un joven negro, llamado Jeremiah o Jerry, de unos 5 pies de altura u 8 pulgadas de altura, huesos grandes, bien plantados, pero no gordos, tiene grandes rasgos negros fuertes y una gran cicatriz en la parte superior de una de sus muñecas; (…) se fue con un gran abrigo de color claro, pantalones de cuero sucios y medias blancas, y llevaba un rizo detrás que combinaba con la otra parte de su propio pelo lanoso; lee y escribe mal, toca bastante bien el violín y puede afeitarse y vestir una peluca».
El final del anterior anuncio también expone el ofrecimiento de clemencia ante la ofensa que supone la fuga: «como dicho negro conoce el afecto de su Maestro por él, si regresa de inmediato, será perdonado; si la libertad es lo que él desea, la tendrá, con salarios razonables; si descuida esta presente Disposición de perdón, puede estar seguro de que se tomarán más medidas efectivas». No obstante, tal gesto de misericordia y piedad por parte de los maestros y propietarios no parece demasiado probable que se llevase a cabo o, al menos, no en los términos manifestados.
«Esclavos fugitivos en Gran Bretaña» viene a acentuar el liderazgo británico en el tráfico y venta de esclavos a lo largo del siglo XVIII. En 1776 es promulgada la Declaración de Derechos de Virginia, mientras que en 1789 ocurre lo propio con la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano. Estos documentos que propugnan derechos naturales inherentes a todo ser humano son semillas de una sociedad más justa en la que la esclavitud y el comercio de personas, algo más que habitual en la Gran Bretaña de la época, fuesen erradicados.
Fuente ABC