Cuando la armada japonesa intervino en el Mediterráneo en auxilio de los británicos

En el cementerio naval de Kalkara en Malta hay un monumento conmemorativo que recuerda a los 68 marinos japoneses allí enterrados, quienes perdieron la vida a bordo del destructor Sakaki, torpedeado en el Mediterráneo por un submarino austríaco.

La historia comienza el 30 de enero de 1902, cuando representantes de Reino Unido y de Japón firman en Londres un tratado de cooperación militar y ayuda mutua por el que ambos países se comprometían a auxiliarse en caso de guerra.

Las únicas excepciones recogidas en el acuerdo implicaban que Reino Unido no auxiliaría a Japón en caso de enfrentamiento con los Estados Unidos, y que Japón nunca entraría en una guerra estrictamente europea.

El acuerdo tenía como objetivo oponerse conjuntamente al intento de expansión rusa en China y el Pacífico, y se renovaría en 1905 y en 1911. De modo que, cuando estalló la Primera Guerra Mundial en 1914 el acuerdo estaba en vigor. Con los británicos concentrados en las operaciones europeas la responsabilidad de controlar el Pacífico quedó en manos de los japoneses.

No se limitaron solo a patrullar, sino que cooperaron en la escolta de los buques británicos que transportaban a las tropas ANZAC (Australia, Nueva Zelanda y Canadá) a los treatros de operaciones del conflicto. También acosaron y persiguieron a los navíos de la Triple Alianza (Imperio Alemán, Austría-Hungría e Italia) que operaban en la zona, como ocurrió con el Escuadron del vicealmirante alemán Von Spee que se dirigía a la batalla de las Malvinas.

Crucero japonés Akashi / foto Dominio público en Wikimedia Commons

El Reino Unido, a pesar de la cláusula del acuerdo sobre la inhibición japonesa en caso de guerra en Europa, insistió repetidamente a su aliado en que declarase la guerra a Alemania. Japón aceptó, siempre y cuando se le garantizase que podría ocupar los territorios alemanes en el Pacífico.

El 23 de agosto de 1914 Japón declaraba formalmente la guerra a Alemania y, dos días después a Austria-Hungría. El 2 de septiembre fuerzas japonesas desembarcaban en China poniendo cerco a la ciudad de Tsingtao, bajo control alemán, y comenzaban la conquista de las posesiones germanas insulares (Islas Marianas, Carolinas y Marshall) sin apenas resistencia.

Contraalmirante Sato Kozo / foto Dominio público en Wikimedia Commons

Durante el asedio de Tsingtao la armada japonesa lanzó, siendo los primeros en hacerlo en la historia, varios ataques aéreos desde portaaviones. El 7 de noviembre la ciudad se rendía, dejando el Pacífico en manos niponas.

Durante los años siguientes Reino Unido volvió a insistir repetidamente, esta vez conminando a Japón a intervenir en el teatro europeo, a lo que se resistieron alegando falta de capacidad militar. Pero por fin el 10 de febrero de 1917 cedieron y aceptaron el envío de una flota al Mediterráneo.

Dibujo del crucero Nishin flanqueado por submarinos japoneses en el puerto de Malta / foto Times of Malta

Así, el 16 de abril de ese año arribó a Malta, atravesando el canal de Suez, una flotilla japonesa compuesta por el crucero Akashi y otros ocho destructores, al mando del contraalmirante Sato Kozo escoltando al transporte británico Saxon. Durante el resto de la guerra la presencia japonesa se incrementaría hasta alcanzar el número de 20 navíos de distinta clase.

Desde Malta se encargaron de escoltar transportes de tropas aliados y realizar operaciones anti-submarinos, ya que los germanos estaban hundiendo navíos aliados a un ritmo realmente alarmante.

Entre otros episodios destacados, ayudaron en el rescate de tropas del transporte Transylvania, torpedeado frente a las costas francesas el 4 de mayo de 1917. 413 hombres murieron en el desastre, pero la intervención combinada de las armadas francesa, italiana (que ya había cambiado de bando) y japonesa, lograron poner a salvo a más de 2.500.

Destructor japonés Sakaki / foto Times of Malta

La armada japonesa apenas sufrió bajas en el Mediterráneo, salvo debidas a accidentes. La única excepción ocurrió el 11 de junio de 1917, cuando el destructor Sakaki fue alcanzado por un torpedo lanzado por el submarino austro-húngaro U27 frente a las costas de Creta. Murieron 68 marinos nipones.

Sin embargo y pesar de los daños sufridos, el buque se mantuvo a flote y consiguió volver a Malta para ser reparado. Los muertos fueron enterrados en el cementerio naval de Kalkara, donde se erigió un monumento conmemorativo, que todavía hoy sigue siendo mantenido por la comisión de tumbas de guerra de la Commonwalth.

En total los navíos japoneses en el Mediterráneo realizaron durante la Primera Guerra Mundial 788 operaciones, escoltando a más de 700.000 efectivos británicos y aliados, participando incluso en el transporte de tropas desde Egipto a Salónica, para la ofensiva de otoño de 1918.

Monumento memorial japonés en el cementerio naval de Kalkara, Malta / foto Times of Malta

Al finalizar la guerra la flota japonesa colaboró en la inspección de los navíos enemigos rendidos, e incluso en su concentración en Scapa Flow, Escocia, donde serían varados y destruídos. Marinos japoneses de la flota mediterránea participarían igualmente en los desfiles de la victoria en París y Londres en 1919.

El 15 de mayo de ese año 1919 los últimos barcos nipones en Malta ponían definitivamente rumbo a casa, llegando a Yokosuka el 2 de julio.

Diferentes autoridades, entre ellos Winston Churchill que en ese momento era Primer Lord del Almirantazgo, alabaron la labor japonesa y su dedicación. Se sabe que incluso los comandantes de algunos navíos se suicidaron por el método del Hara-Kiri, avergonzados al perder a alguno de los buques que escoltaban.

En cuanto a tratado de alianza entre Reino Unido y Japón, a pesar de los servicios prestados y de la insistencia de algunos destacados militares británicos, se canceló definitivamente en 1921.

Fuentes: Times of Malta / World War I: The Definitive Encyclopedia and Document Collection / Kaigun: Strategy, Tactics, and Technology in the Imperial Japanese Navy(David Evans y Mark Peattie) / Japan Times / Wikipedia/LBV.

Libro recomendado: The Naval War in the Mediterranean: 1914-1918(Paul G. Halpern).