X Force, la unidad del ejército chino que ayudó a los aliados a recuperar Birmania en la Segunda Guerra Mundial

Soldados de la Fuerza Expedicionaria China desfilando con equipamiento estadounidense/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

“La política hace extraños compañeros de cama”. Esta conocida frase que suele atribuirse por sistema a Winston Churchill podría aplicarse también a la guerra; al fin y al cabo, Clausewitz dijo que “la guerra es la continuación de la política por otros medios” y, en efecto, hay casos históricos que resultan bastante extraños. Uno de ellos fue la peculiar evolución de China durante los años treinta y la Segunda Guerra Mundial, pasando de colaborar con Alemania a ser enemigos pero sin romper del todo sus vínculos amistosos, para luego comunistas y nacionalistas enfrentarse a los invasores japoneses mientras se mataban entre ellos. Un lío; veámoslo.

 

 

Hace tiempo publicamos aquí un artículo que explicaba lo primero con el título La alianza entre la Alemania nazi y China en los años treinta. Tras la Primera Guerra Mundial, en la que los chinos no participaron pero apoyaron a los Aliados, la República de Weimar renunció a las posesiones germanas en Asia y en 1921 firmó un acuerdo comercial con China por el que importaba materias primas a cambio de armamento e instrucción militar. Pero en 1931, aprovechando la interminable guerra civil que enfrentaba al Partido Comunista con el Kuomintang, el Imperio Japonés invadió Manchuria y dio un vuelco a la situación.

Tropas japonesas en Manchuria/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

En 1933 los nazis ganaron las elecciones y se hicieron con el poder. Hitler decidió continuar la política de sus predecesores y siguió enviando material y asesores para organizar un ejército chino consistente que no sólo frenara al comunismo sino la expansión nipona, que ya no se limitaba a aquel estado títere gobernado por Pu-yí, el último emperador, sino que empezaba a ocupar el resto del país. Esa ayuda teutona permitió detener a los japoneses en el Río Amarillo y dar moral a los chinos.

Sin embargo, la cosa se iba a enredar. El hecho de que Japón mantuviera continuos enfrentamientos con los soviéticos era una ventaja estratégica que Berlín no quería desprovechar, así que se inició un acercamiento diplomático hacia Tokio que cristalizó en 1936 con el pacto Anti-Komintern. Lo realmente asombroso fue que, paralelamente y durante un par de años, se mantuvo la buena relación con el gobierno nacionalista de Chiang Kai-chek. Luego estalló la guerra y el pacto germano-nipón pasó a ser tripartito, con la incorporación de Italia.

Soldados chinos con equipamiento alemán/Imagen: home.gamer

El sistema de alianzas experimentó una recolocación, de manera que mientras los alemanes iban rompiendo lazos con China, ésta pasaba a ser apoyada por EEUU y la URSS. El ataque japonés a Pearl Harbor rompió el último eslabón que quedaba y China le declaró la guerra a Alemania y Japón, con lo que el conflicto que mantenía con este último quedaba englobado en otro mayor. La participación china en la contienda nunca ha sido muy valorada, quizá porque se circunscribió a territorio asiático, pero lo cierto es que movilizó la nada despreciable cifra de cinco millones de soldados (obligando a los japoneses a hacer un esfuerzo extraordinario) y registró entre quince y veinte millones de muertos.

Comunistas y nacionalistas acordaron una tregua y así, el Ejército Nacional Revolucionario se dedicó a combatir al enemigo común, que además, al considerar seres inferiores a los chinos, estaba cometiendo auténticas barbaridades como la de Nankín. El colosal potencial humano del país permitió que una parte de la tropa, a la que se dio el nombre de Fuerza Expedicionaria China, fuera enviada a Birmania y la India para ayudar a los aliados, dadas las limitaciones británicas para atender dos frentes a un tiempo (el europeo y el asiático, donde sus colonias birmana y malaya habían caído y ahora se cernía la amenaza sobre la India).

Chiang-Kai-chek, su esposa Soong May-ling y Joseph Stilwell/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Ya vimos aquí otro caso de fuerza expedicionaria oriental, la de Siam. La china, formada a partir del Quinto Ejército y el nuevo Sexto Ejército, estaba dirigida por el teniente general Joseph Stilwell, un militar estadounidense que había ocupado el lugar dejado por los asesores alemanes y cuya relación con Chiang-Kai-sek no era demasiado buena: primero, porque Stilwell no se acostumbraba a la corrupción generalizada y aceptada como normal entre los mandos chinos; segundo, porque muchos de esos mandos se negaban a obedecerle sin antes consultar a su presidente, lo que repercutía negativamente en la efectividad; y tercero, porque los primeros choques con el enemigo en el invierno/primavera de 1942 fueron adversos.

Viendo la caída irremisible de toda Birmania, Stilwell ordenó la retirada a la India pero, durante la marcha, el Quinto Ejército sufrió grandes pérdidas entre ataques y enfermedades, lo que rubricó el fracaso de la expedición. Era el verano de 1942 pero no se daba por perdida la partida y a principios de 1943 empezó a reorganizarse a la tropa, enviando refuerzos por avión y recibiendo entrenamiento de instructores norteamericanos. Así se formó la X Force, acantonada en Ramgarh (actual estado indio de Jharkand), en el noreste del país.

Stilwell durante la retirada de Birmania/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Eran un total de 75.000 hombres repartidos en cinco divisiones: 14ª, 50ª, 30ª, 22ª, 38ª, estas tres últimas de nueva formación. La 22ª, 14º y 50ª se juntaron para formar el Sexto Ejército al mando de Liao Yaoxiang mientras que con la 30ª y la 38º se formó el Primero, a las órdenes de Sun Li-Jen, aunque la dirección absoluta seguía en manos de Stilwell. El objetivo era obligar a Japón a desviar tropas para contenerlos, desatendiendo otros frentes, algo que cumplió con creces desde que en octubre de ese año se enfrentaron y derrotaron en Hukawng Valley a la veterana 18ª División japonesa.

Al año siguiente los chinos entraron abiertamente en territorio septentrional birmano y empezaron a hostigar a los nipones, recuperando Myitkyina, capital de la región de Kachin. Ello permitió continuar con éxito la construcción de la llamada Ledo Road (posteriormente rebautizada Stillwell Road), una carretera que enlazaba Birmania con China a través de la India y garantizaba el envío de suministros aliviando la necesidad de hacerlo mediante puente aéreo, como así había sido desde la caída de Rangún. Esa vía medía 1.726 kilómetros, la mayor parte en suelo birmano, hoy devorados por la jungla.

Curso de la Leno Road/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

La parte de la Fuerza Expedicionaria China que tenía su base en Yunnan (provincia meridional china lindante con Birmania) y era conocida como Fuerza Y, también avanzó hacia el sur tomando Wanting y dejando expedito el camino para usar la Ledo Road, inaugurada en febrero de 1945. Para entonces el curso de la guerra ya estaba plenamente decantado para el bando Aliado y el Sudeste Asiático era un escenario menor, tras un último intento japonés de enderezar la situación mediante una doble ofensiva: la Operación Ichigo contra los campos de aviación estadounidenses en el sur de China y lo que llamaron Delhi Chalo (Marcha hacia Delhi) apoyados por el Ejército Nacional Indio (independentistas antibritánicos). Ambas fracasaron.

El 14º Ejército Británico contraatacó en Birmania central y barrió a los nipones reconquistando Rangún el 2 de mayo. Se acababa así el cometido de los chinos, que regresaron a su país. No tendrían descanso porque pasaron de terminar una guerra mundial a retomar la civil, que en realidad sólo estaba semidormida porque esos años no habían faltado choques internos: por ejemplo, en 1941 el Cuarto Ejército, compuesto por comunistas, fue obligado por Chiang Kai-shek a retirarse de las provincias de Anhui y Jiangsu, siendo exterminado durante la marcha por los nacionalistas.

Reunióin de Birmania de las fuerzas X e Y chinas/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

Unos y otros trataron de ocupar las posiciones abandonadas por los japoneses, sobre todo Manchuria, pero se impusieron los comunistas, organizados en el Ejército Popular de Liberación, en lo que denominaron Campaña Liaoshen y los nacionalistas Batalla de Liaohsi. Fue la primera de las tres ofensivas que lanzaron contra el Kuomintang (las otras fueron la Huaihai y la Pingjin), desarrollada entre septiembre y noviembre de 1948. El Primer y Sexto ejércitos que habían integrado la Fuerza Expedicionaria combatieron en ese contexto y fueron aplastados.

Luego, un intento de intermediación del general Marshall cayó en saco roto ante la intransigencia mutua y EEUU tomó partido por el Kuomintang, enviando ayuda militar a base de excedentes de la guerra. Sin embargo, los nacionalistas nunca consiguieron obtener apoyo popular y poco a poco fueron desintegrándose. Pero ésa ya es otra historia.

Fuentes: Stilwell and the american experience in China. 1911-1945 (Barbara w. Tuchman)/The anti Japanese War (Mao Min)/Central Burma (George L. MacGarrigle)/China-Burma-India theater. Stilwell’s command problems (Charles F. Romanus y Riley Sunderland)/Burma Road 1943–44. Stilwell’s assault on Myitkyina (Jon Diamond)/China, de los Xia a la República Popular (2070 a.C.-1949) (Eugenio Anguiano y Ugo Pipitone)/China, una nueva historia (John King Fairbank)/Wikipedia/LBV