Tortugas en las playas españolas

El CSIC ha liberado 12 tortugas bobas (Caretta caretta) en la Playa de las Palmeras, en Almería. Cuatro de los ejemplares llevan instalados localizadores que permitirán a los investigadores del proyecto realizar un seguimiento de sus hábitos de nado y obtener así más datos sobre el comportamiento de esta especie marina en peligro de extinción.

Tortugas geolocalizadas

 

La iniciativa se puso en marcha el jueves 16 de Junio, coincidiendo con el Día Mundial de las Tortugas Marinas. El investigador del Consejo Superior de Investigaciones Cientificas (CSIC)Adolfo Marco, director del proyecto, detalla la iniciativa: “Con esta suelta pretendemos alcanzar dos objetivos muy diferentes. Queremos hacer el seguimiento de estos ejemplares, recabar más datos y aumentar el número de tortuga bobas en mar abierto, pero también buscamos concienciar a la población sobre su especial situación, ya que están en peligro de extinción, y los ciudadanos, con pequeños gestos, pueden hacer mucho para ayudarlas”.

El proyecto cuenta con el trabajo y la colaboración de investigadores y técnicos de varias instituciones y asociaciones. Entre estas, el Centro de Gestión Sostenible del Medio Marino Andaluz de Algeciras y el Acuario de Sevilla se hicieron cargo de las tortugas desde su nacimiento.

Más de un centenar de niños pudieron acercarse a la playa almeriense para conocer a estos animales y colaborar con su suelta al mar. Marco, investigador de la Estación Biológica de Doñana (CSIC), destaca la iniciativa:“Al vivirlo en primera persona los niños aprenden por qué es importante que las playas estén limpias de plásticos para no dañar a las tortugas y que es fundamental respetar su tranquilidad cuando se acercan a la arena para poner sus nidos, ya que de la ubicación podrá depender la supervivencia de los huevos y que las crías lleguen a nacer”.

10 meses de vida

Las 12 tortugas nacieron en septiembre de 2015 en Almería, en la playa de Las Palmeras, la misma en la que han sido liberadas. Ahora los ejemplares miden entre 15 y 20 centímetros de longitud y pesan entre 700 gramos y un kilo. Con este tamaño, la tortuga boba puede comer cerca del 10% de su peso en pescado y en su dieta, además de jureles, boquerones y chipirones, se incluyen las medusas.

El nido fue localizado por una familia de pescadores, la cual dio el hecho a conocer a las autoridades. Un equipo delCentro de Rescate y recuperación de Fauna Equinac se desplazó a la zona para “proteger el nido” y tomar los primeros datos.

Los localizadores permitirán a los investigadores realizar un seguimiento diario de las tortugas

En cuanto nacieron las tortugas, un grupo de investigadores, coordinados por Marco, las recogieron y las distribuyeron en los dos centros colaboradores para que crecieran, se hicieran más fuertes y evitar así que fueran comidas por sus depredadores. “Nada más nacer, cuando se echan al agua, las tortugas son muy pequeñas y tienen el caparazón muy blando, por lo que son el alimento perfecto para muchos peces. Por este motivo decidimos que crecieran en un espacio protegido hasta que tuvieran más posibilidades de sobrevivir por sí mismas en mar abierto.”

Los localizadores permitirán a los investigadores realizar un seguimiento diario de las tortugas. Estos GPS, de 35 gramos de peso, envían información por satélite cada vez que la tortuga sale a la superficie. Además, al incorporar placas solares, la batería de estos aparatos es inagotable.

Esta especie puede vivir hasta 50 o 60 años y poner hasta 60 nidos a lo largo de su vida. Cada nido puede llegar a tener hasta 100 huevos. “Desgraciadamente, estas tortugas se enfrentarán a lo largo de su vida a muchos peligros, no sólo sus depredadores habituales, sino que son víctimas de pescas accidentales o fallecen por inanición al quedarse atrapadas en redes abandonadas. Por estos motivos muchas de ellas vivirán sólo la mitad de lo que marca su esperanza de vida”, detalla el investigador del CSIC.

En la actualidad, según la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza (IUCN),  Caretta caretta, se encuentra en una situación vulnerable en cuanto a su estado de conservación.

Fuente National Geographic