Cómo se vivía en la España musulmana

Así era la vida en el Al-Ándalus medievalCorán

La siguiente etapa en la vida de Ahmed era el matrimonio. La condición masculina del mundo musulmán favorecía la unión endogámica, de modo que se veía muy bien la unión de dos ramas paternas: Ahmed estaba destinado a casarse con la hija de alguno de los hermanos de su padre.

 

Llegado el día y satisfecha la dote, la novia era conducida solemnemente a casa de su marido y presentada a las mujeres de su nueva y ahora única familia, mientras que el novio y sus amigos celebraban una comida opípara con música y bailarinas. Después, el marido recogía a su esposa y la conducía a su alcoba. A partir de ese momento, todo cambiaría para ella. Si resultaba ser estéril sería repudiada y volvería a casa de su padre con la dote bajo el brazo. Si no, antes o después estaría obligada a compartir a su esposo con una segunda, tercera o hasta cuarta esposa, además de numerosas esclavas y concubinas. Y tendría suerte si conseguía mantener el estatus de primera esposa y educar a sus propios hijos pequeños, cuidando de imbuirles cuidadosamente el espíritu de la familia de su marido y el orgullo de su estirpe.

En la edad adulta, Ahmed, bien situado económicamente, disfrutaría de la vida. Comodidades, mujeres, manjares y amigos. Fiestas mahometanas en las que, de acuerdo con todos los autores de la época, corría el vino igual que entre los cristianos (cuando no el hidromiel fermentado, que alcanzaba los 15 grados). Y, por supuesto, el hachís. En la Granada del siglo XIV hay pruebas de que lo usaba todo el mundo, desde el sultán al último artesano. A veces se consumía en forma de jalea y otras veces se inhalaba quemándolo en un brasero dispuesto en medio del grupo de amigos.

La comida era muy variada, porque se mezclaban platos de las cocinas musulmana, cristiana y judía. Como depurativo, se recomendaba comer ajos al levantarse de la cama y luego beber un buen vaso de agua caliente. La carne se prefería al pescado, sobre todo en el interior. Los andalusíes comían muchas verduras frescas y también aceitunas y cebollas. Los pasteles eran enormes y casi todos estaban hechos a base de miel y frutos secos, si bien la introducción del cultivo de la caña de azúcar supuso una verdadera revolución en la repostería andalusí.

Fuente: Muy Interesante