Los rumbos de vela respecto al viento son: Rumbo de ceñida, a un descuartelar, rumbo de través, a un largo, rumbo de aleta y rumbo de popa cerrada.
Rumbo de ceñida:
Ceñir es navegar lo más cerca posible del viento, es decir, formar el menor ángulo posible contra la dirección del viento. Dependiendo del tipo de embarcación el ángulo de ceñida puede variar considerablemente siendo los 45 grados un ángulo medio y unos 40 grados para los barcos más modernos y mejor diseñados.
Como ya hemos visto en el artículo “el trimado de las velas”, durante la navegación en ceñida la vela mayor y la de proa se combinan para formar un mismo perfil aerodinámico. Para saber cual es el ángulo límite de nuestro barco con respecto al viento, debemos ir orzando hasta ver en que punto o ángulo el grátil del foque empieza a flamear. Este será el ángulo límite de nuestro barco que dependerá como es lógico del correcto trimado que llevemos en nuestras velas. El rumbo de ceñida es el rumbo en el que las velas irán más cerradas, cazando nuestras escotas para mantener la máxima ceñida o también llamado ceñida a rabiar. Dependiendo de la fuerza del viento y del oleaje acentuaremos más o menos este trimado.
Para poder navegar en contra de la propia dirección del viento, debemos ir cambiando el rumbo de ceñida de una amura a otra en una maniobra denominada virar. Para virar debemos pasar la proa a través del viento cambiando la dirección del rumbo unos 90 grados.
El tamaño de la vela mayor en rumbo de ceñida es importante. Si la mayor es demasiado grande para el viento que tenemos, el barco empezará a aumentar su escora y la tendencia a orzar, siendo esto señal de necesitar hacer una toma de rizos.
A un descuartelar:
Aumentando el ángulo desde la ceñida, es decir, arribando o abriéndonos unos 20 grados más, estaremos navegando en rumbo a un descuartelar formando un ángulo de unos 60-70 grados respecto al viento. También podemos decir que es un ángulo intermedio entre un rumbo de ceñida y un rumbo de través.
Las velas van algo más abiertas que en rumbo de ceñida y las escotas más amolladas. En este rumbo podremos aprovechar el mayor embolsamiento de nuestras velas para generar más energía, siendo un rumbo más rápido que el rumbo de ceñida.
Navegar a rumbo de través:
Navegamos a un través cuando navegamos a 90º del viento, recibiendo éste por el través de la embarcación. Las velas las mantenemos medio abiertas. El embolsamiento de la parte delantera de la vela genera una gran propulsión hacia delante. La resistencia que genera la quilla y el casco son menores que en los rumbos de ceñida y descuartelar. Si navegamos en vela ligera podemos levantar la orza a media altura para reducir más la resistencia y ganar en velocidad. El peso de la tripulación debe trasladarse hacia la proa descargando la popa. Es un rumbo cómodo y muy eficaz.
A un largo:
Desde el rumbo de través arribaremos 30º para navegar a unos 120º con respecto al viento. Es un rumbo portante, amollaremos las escotas para abrir más las velas. El carro de la mayor también lo podemos amollar abriéndolo por su carril para aliviar la presión en el timón. El backstay en este rumbo también lo podemos amollar para ganar embolsamiento y potencia de la vela mayor. Navegando a un largo conviene tensar las drizas de la mayor y el foque para adelantar el embolsamiento de la vela hacia el grátil y ganar fuerza propulsora.
Rumbo de aleta:
Navegamos en rumbo de aleta cuando navegamos en un ángulo de unos 150º respecto al viento. Debemos cazar la trapa o contra para evitar que se suba la botavara y así cerrar la baluma. Con viento fuerte el balanceo puede ser un inconveniente y debemos de prestar bastante atención en el timón. Si vamos a navegar durante un largo periodo de tiempo en este rumbo, es conveniente aparejar una retenida el la mayor para evitar tener una trasluchada involuntaria.
Debemos trasladar los pesos hacia la popa, moviendo la tripulación hacia la parte de atrás. Con el spinnaker izado el efecto del balanceo se intensifica.
En rumbo de aleta podemos atangonar la vela de proa colocando el tangón hacia barlovento y de esta forma aplanar un poco la vela. Un exceso de embolsamiento intensificaría el balanceo.
Rumbo de popa redonda:
Navegamos en popa redonda cuando el viento entra por nuestra popa y navegamos en la misma dirección del viento, es decir, a 180º de la dirección del viento.
El rumbo de popa redonda es un rumbo en el que generalmente no se navega ya que es un rumbo lento y compensa más en tiempo y velocidad navegar en rumbo de aleta trasluchando de una banda a otra. El rumbo de popa redonda es también un rumbo complicado porque es muy fácil trasluchar involuntariamente, especialmente si hay algo de oleaje. Si navegamos en este rumbo es conveniente atangonar el foque y aparejar una retenida en la vela mayor.
Para navegar rumbo de popa redonda, largamos las escotas abriendo las velas al máximo. Al estar la vela de proa a sotavento de la mayor apenas recibe el viento. Para evitar esto podemos poner una vela a babor y otra a estribor. Esto se denomina navegar a orejas de burro.
Navegando en rumbo de popa cerrada consideramos barlovento al costado contrario al de la botavara.
Fuente SailandTrip