Mound Key, la isla de Florida formada por basura acumulada por los indios calusas

Mound Key Archeological State Park/Foto: The Trail of Florida’s Indian Heritage

Hace tiempo dedicamos aquí un artículo a uno de los rincones más atípicos de Roma, el monte Testaccio, que no es una de las siete colinas históricas originales sino una elevación artificial formada por la acumulación de restos de ánforas a lo largo de tres siglos. Pues bien, el Testaccio no es un lugar único, como podría parecer a priori; hay otros sitios parecidos resultado del depósito de desechos durante largos períodos de tiempo y uno de los más curiosos esta en Florida (EEUU), siendo conocido como Mound Key Archaeological State Park.

 

 

 

El nombre se ajusta perfectamente a sus características porque, al igual que en el caso romano, constituye una valiosísima fuente de información para los arqueólogos aunque no por las inscripciones que se encuentran en las bases de las ánforas del otro, ya que en América no se utilizaban esos envases. En Mound Key lo interesante lo forma la basura de todo tipo producida y sistemáticamente amontonada por la tribu calusa, que habitaba en el extremo meridional de la península de Florida.

El monte Testaccio/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

No se sabe mucho de los calusa antes de su contacto con los europeos porque a raíz de éste se extinguirían, víctimas del choque bacteriológico que caracterizó la conquista de América. Unos investigadores opinan que pertenecían al grupo lingüístico de los muskogui, parientes por tanto de los alabama, creek, choctaw y chickasaw, entre otros; en cambio, hay quien los entronca con las lenguas caribes, habladas por un conjunto de pueblos extendidos por los países asomados, obviamente, al mar Caribe.

Es difícil determinarlo con precisión porque los españoles aplicaron el término caribe a todos los nativos que se resistían a su control y la legislación hacía con ellos una excepción a la prohibición de esclavizarlos, por bravos y por -presuntamente- caníbales, de ahí que en ese término se incluyera a tribus que no tenían esa filiación filológica. Es lo que pasó con los calusa, que vivían entre la bahía de Tampa y el cabo Sable dispersos en medio centenar de poblados cercados y tenían fama de ser feroces en la guerra, crueles con los prisioneros y antropófagos.

Distribución de los indios de Florida en la época/Imagen: Native Voices

Mantenían una intensa relación con las islas caribeñas, que visitaban en canoas para comerciar con ámbar y, sobre todo, pescado, al ser el mar su principal fuente de vida, dejando la agricultura en segundo plano -pequeños huertos familiares- porque no la necesitaban. Su vocación bélica era manifiesta, pues sometieron a todos sus vecinos mayaimi, tequesta, jaega y ais. Es más, de su época más antigua se han encontrado restos de sacrificios humanos y canibalismo; asimismo, la arqueología ha sacado a la luz el equivalente a los teocallis piramidales en forma de montículos de tierra con la cima allanada.

Pero no son esos montículos los que nos interesan aquí sino otros ubicados en la bahía Estero, desembocadura del río homónimo, donde se halla una insólita isla que algunos consideran parte de la capital de aquel pueblo, Calos. Esa masa insular cubierta hoy de vegetación está formada por montones de basura acumulada por los calusa durante su historia: la datación por carbono 14 indica una antigüedad de dos milenios, si bien se sabe que los calusa estuvieron en Mound Key al menos desde el 1150 a.C.

Calusas preparándose para la pesca/Imagen: Florida Museum

Dada la riqueza natural del entorno, a los calusa les bastaba ser cazadores-recolectores y por eso aquel inmenso basurero se compone de conchas de moluscos, raspas de pescado y osamentas animales, más trozos de cerámica y similares; como decíamos al comienzo, tampoco esto es único y tenemos un ejemplo en los concheros asturienses prehistóricos. Ahora bien, el matiz está en que los calusas no arrojaban esos restos sin más sino que los depositaban ordenadamente, originando una red de montículos separados por canales que ejercían un papel de escenario ceremonial y una demostración de superioridad sobre sus vecinos.

En eso del orden Mound Key se parece al monte Testaccio, ya que en ésta los restos de las ánforas, debidamente rotas en pedazos, también se colocaban en estructuras superpuestas en terrazas que impedían que todo se desmoronase. Eso sí, aunque la colina romana es mucho más alta (50 metros frente al menos de medio que la isla aflora sobre el agua) resulta bastante menor en superficie porque abarca 2,2 hectáreas (unos 22.000 metros cuadrados) frente a las 50 de Mound Key (500.000 metros cuadrados).

La ciudad calusa de Tampa/Imagen: Florida Museum

Los calusa tomaron contacto con los españoles en 1513, cuando Ponce de León visitó la zona. En 1516 le siguió Diego de Miruelo y al año siguiente Hernández de Córdoba. En 1521, animado por el éxito de Cortés en México, Ponce regresó a Florida dispuesto a colonizarla con un par de barcos, doscientos hombres y ganado, construyendo un asentamiento en la bahía Estero. No llegó al medio año porque los calusa lo atacaron y destruyeron, obligando a los españoles a regresar a La Habana; el propio Ponce recibió un flechazo que terminó matándole días después.

También Pánfilo de Narváez en 1528 y Hernando de Soto en 1539 conocieron ese pueblo. En 1551 un barco español naufragó en la costa de Florida y los que se salvaron fueron apresados por los calusa, que los sacrificaron. Sólo se libró un joven llamado Hernando de Escalante Fontaneda, al parecer porque supo comunicarse con sus captores por signos, permaneciendo 16 años con ellos y convirtiéndose en la principal fuente de documentación sobre su estilo de vida gracias a la obra que publicó más tarde: Memoria de las cosas y costa y indios de la Florida.

Recreación del enfrentamiento de Ponce de León con los calusas/Imagen: Florida Museum

Sería rescatado en 1566 por Pedro Menéndez de Avilés, nombrado Adelantado para expulsar a los hugonotes franceses que se habían establecido en la península y que, sorprendentemente, logró firmar una alianza con Carlos (Caluus), el jefe calusa, aceptando casarse con su hermana. Eso no significó que se aplacase su belicoso espíritu. Los jesuitas llegaron en 1560 para evangelizar la región y, aunque en 1566 fundaron la misión de San Antonio de Carlos, no lo consiguieron porque españoles e indios tuvieron enfrentamientos continuos que terminaron con los primeros abandonando la isla -donde habían construido un fuerte- en 1569.

Lamentablemente los microbios se quedaron y causaron estragos entre los nativos. El número de calusas que había en el siglo XVI, calculado entre 20.000 y 50.000 se había reducido drásticamente a 3.000 hacia 1650. A mediados del siglo XVIII los creek y los yamasee, armados por una Inglaterra en guerra con España, acabaron con lo que quedaba de los calusa; el puñado de supervivientes se dividió entre los que fueron esclavizados, los que huyeron a Cuba ayudados por los españoles y los que se fundieron con restos de otras tribus para formar el variopinto pueblo semínola; hoy se consideran extinguidos.

Poblado calusa sorprendido por europeos/Imagen: Paradise Beaches

En cuanto a la isla de Mound Key, en los años siguientes fue reutilizada por pescadores y piratas hasta que en 1891 se estableció en ella la familia Johnson, a la que siguieron otras como los Luettich, Hawkins, Hanson y Fernández. No estuvieron mucho; se fueron marchando en busca de sitios mejores y en 1905 sólo quedaban los Johnson, que vendieron la propiedad a la secta Koreshan, una comunidad utópica fundada por el médico Cyrus Teed que, haciéndose llamar Koresh, buscaba una sede aislada donde predicar sus enseñanzas.

El ideario koreshano era estrambótico: defendía que la Tierra y el Cielo forman parte de un mundo esférico hueco, creía en la reencarnación, abogaba por el celibato y esperaba la llegada de un nuevo mesías. Mound Key debía ser la Nueva Jerusalén donde poner en práctica su modelo de vida colectivista pero Teed falleció tres años después y si bien lo suyos siguieron allí, bastante mermados, en 1961 decidieron legar la isla al Estado.

La casa del Dr. Teed/Foto: MATTYMOO101 en Wikimedia Commons

Con ella y otras propiedades vecinas se constituyó el Mound Key Archaeological State Park, administrado por el llamado Koreshan State Historic Site, que forma parte del Registro Nacional de Lugares Históricos desde 1970. Por su carácter insular sólo puede visitarse en barca, aunque se están habilitando senderos y señalizaciones informativas sobre sus curiosidades históricas y naturales.

Mapa de Mound Key Archaeological State Park/Imagen: Greater Fort Myers Real State

Fuentes: The Calusa. Linguistic and cultural origins and relationships (Julian Granberry)/The evolution of Calusa. A nonagricultural chiefdom of the Southwest Florida Coast (Randolph J. Windmer)/Memoria de las cosas y costa y indios de la Florida(Hernando de Escalante y Fontaneda)/Here is where. Discovering America’s great forgotten History (Andrew Carroll)/The cross and the mask. How the spanish ‘discovered’ Florida – and a proud native nation (James D. Snyder)/The Trail of Florida’s Indian Heritage/The Calusa Domain in Florida Museum/Wikipedia/LBV