En el mundo se conservan 500.000 papiros antiguos, una buena parte accesible a través de internet

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El papel, inventado en China hacia el siglo II a.C., no se difundió por el resto del mundo hasta mucho después, ya que durante medio milenio no salió del país y habría que esperar al siglo XI para que los musulmanes lo trajeran a Europa, concretamente a Al Ándalus. Hasta entonces se emplearon otros soportes que iban desde las tablillas de arcilla al pergamino(piel animal), pasando por la seda, madera, piedra o cualquier otro material aprovechable. De todos ellos el más importante, por cantidad y calidad, fue el papiro.

Papiro es el nombre de una planta acuática (Cyperus papyrus), una especie de junco que era muy abundante en las riberas del Nilo, razón por la que se convirtió en la preferida para fabricar un soporte de escritura habitual en sustitución del limitado sistema mesopotámico de tablillas incisas. El carácter diferencial no estaba sólo en la forma de aplicar el mensaje sobre él, sustituyendo los signos cuneiformes por escritura propiamente dicha, sino la versatilidad que proporcionaba, permitiendo que se hicieran documentos administrativos, religiosos, literarios, personales…

Plantas de papiro/Imagen: SuSanA Secretariat en Wikimedia Commons

Aunque en Egipto la fabricación y venta de papiros era un monopolio real que permitió que hasta hoy vinculemos mentalmente ese tipo de soporte a tal país, en realidad el papiro se hizo común en todo el Mediterráneo antiguo, empleándolo también griegos y romanos, por ejemplo. Su vigencia no empezó a decaer hasta el siglo V d.C. pero aún sobrevivió hasta el citado desplazamiento por el papel, lo que supone varios milenios en activo. Es imposible imaginar siquiera cuántos papiros se llegaron a fabricar pero sí se puede hacer una estimación de los que se conservan repartidos por el mundo: unos 500.000 aproximadamente.

Paradójicamente, el Cyperus papyrus egipcio se extinguió por el exceso de explotación, aunque ha sobrevivido en estado silvestre en otros lugares como Etiopía o Sudán e incluso fuera de África, como Sicilia o algunos países tropicales. Plinio el Viejo dejó una descripción del proceso de elaboración y los múltiples aprovechamientos que se le daba a ese protopapel. Porque no servía sólo para escribir; con él se hacían también muebles y cestos, se fabricaba calzado, se construían embarcaciones y hasta se podía comer.

El Bajo Egipto con lugares donde aparecieron papiros/Imagen: Athena Review

Más aún, en la compleja cosmogonía egipcia se asociaba la zona típica de crecimiento -especialmente las marismas del Delta, en el Bajo Egipto- con el montículo primigenio de la creación y, por tanto, con la regeneración. Un carácter divino que se resaltó asociándolo a la diosa Uadyet (protectora del Bajo Egipto y relacionada con la fertilidad) y se plasmó en la decoración de los templos, además de enarbolarse la planta en procesiones religiosas y suponer que los barcos de los dioses fueran de ese material.

Obviamente, el uso principal era la escritura pero Plinio disntiguía ocho tipos de papiros según su calidad; de menor a mayor eran: emporíticos, taeneóticos, saíticos, anfiteátricos, fanianos, livios y augústicos. Esos nombres ya nos dan una idea de que también en el mundo clásico el papiro era de uso común, de ahí que buena parte de lo que se conserva no sea egipcio solamente. Tenemos papiros escritos en jeroglífico, hierático y demótico, igual que los hay en copto, griego, latín y árabe.

Papiro con escritura griega/Imagen: Tilemahos Efthimiadis en Wikimedia Commons

Es necesario tener en cuenta que Egipto, tras su período de esplendor, pasó por etapas sucesivas de dominación. La ptolemaica fue respetuosa con el sistema administrativo faraónico y simplemente situó a griegos al frente de los nomos (provincias), con la lengua helena como la oficial a pesar del cosmopolitismo que adquirieron ciudades como Alejandría. El griego perduró como idioma referencial escrito incluso tras la conquista romana, desplazando al demótico popular (aunque a veces se combinaban) y el latín sólo aparece en los documentos en casos concretos.

La colonización griega de Egipto se centró fundamentalmente en el Nilo inferior y El Fayum, por eso son éstas las zonas que más papiros nos han dejado. Casi todos son bizantinos, posteriores al siglo III d.C., encontrados desde el último tercio del XIX. Son multitemáticos, desde relaciones de productos a registros de nacimiento, pasando por divorcios, ofrendas a templos, memorandos financieros, cartas de amor, listas de impuestos… El papiro griego más antiguo que se conserva es un contrato matrimonial firmado en la isla Elefantina en el año 311 a.C., poco después de la conquista de Egipto por Alejandro Magno.

Mapa de El Fayum con los lugares donde se encontraron papiros ptolemaicos y romanos/Imagen: Athena Reviews

Fuente LBV