Cómo dos cruceros alemanes provocaron la entrada del Imperio Otomano en la Primera Guerra Mundial, después de ser vendidos a Estambul

El SMS Goeben y el SMS Breslau en acción

Dos cruceros que enarbolaban bandera otomana que no eran tales sino alemanes; sendas tripulaciones ataviadas con uniformes turcos pero que en su mayor parte estaban formadas por marineros sospechosamente rubios y de piel pálida; dos buques llamados Yavuz Sultan Selim y Midilli cuyos verdaderos nombres eran Goeben Breslau y que bombardearon las ciudades de Odessa, Sebastopol y Feodosia provocando que Moscú declarase la guerra a Estambul. Estamos hablando de uno de los episodios más enrevesados de todos los que contribuyeron al estallido de la Primera Guerra Mundial.

 

 

 

A principios del verano de 1914 Europa disfrutaba de eso que se denomina popularmente como paz armada. La creciente tensión entre las potencias occidentales, especialmente los imperios Alemán y Británico con el Austrohúngaro, el Ruso y Francia sentados en primera fila y otros países aportando su granito de arena en forma de conflictos territoriales regionales, hacía flotar en el ambiente la sensación de que más temprano que tarde terminaría por desencadenarse una contienda armada, aunque nadie imaginase el alcance que tendría.

El SMS Goeben/Foto: Bundesarchiv, Bild, en Wikimedia Commons

Por eso todos se lanzaron a una carrera armamentística y a tomar posiciones. Sin embargo, cuando finalmente empezaron las hostilidades, la Kaiserliche Marine tenía destacados en el Mediterráneo solamente un par de barcos en su Mittelmeerdivision: el crucero de batalla SMS Goeben y el crucero ligero SMS Breslau. El primero, de la clase Moltke, había sido botado en 1911, medía 180,6 metros de eslora por 30 de manga y desplazaba 25.000 toneladas a una velocidad máxima de 28 nudos; el otro, de la clase Magdeburg y en servicio desde 1910, presentaba 136 metros de eslora por 14 de manga, alcanzaba un peso de 5.281 toneladas y podía navegar a 27 nudos.

Ambos se hallaban bajo el mando del almirante Wilhelm Souchon y tenían como misión interceptar cualquier transporte de tropas entre Argelia y Francia si finalmente había guerra. El problema fue que, pese a todos los indicios, ésta los cogió por sorpresa: el Goeben estaba reparando sus calderas en el puerto de Pula (al norte de la actual Croacia, por entonces integrada en el Imperio Austrohúngaro, aliado del Káiser) y, dada la nueva situación, corría el riesgo de quedar bloqueado en el Adriático por el enemigo, por lo que tuvo que salir a unirse con su compañero con los trabajos sin terminar.

Almirante Wilhelm Souchon/Foto: F. Urbahns en Wikimedia Commons

Carbonearon en Italia, aunque este país no quiso comprometerse más porque deseaba mantener una posición neutral, y luego se dispusieron a enfrentarse a lo que viniera. Y lo que venía era una escuadra británica al mando del almirante Sir Archibald Berkeley Milne, que si inicialmente tenía como misión cubrir el referido traslado de soldados a Francia, después amplió su cometido a acabar con la amenaza que suponían los dos navíos germanos. Para ello, Milne contaba con la Mediterranean British Fleet, cuya base estaba en Malta y se componía de tres cruceros de batalla (HMS Inflexible, HMS Infatigable y HMS Indomitable), cuatro cruceros blindados, cuatro cruceros ligeros y catorce destructores.

Una fuerza temible, parte de la cual se lanzó a principios de agosto en busca de los germanos mientras otra, temiendo que éstos intentasen salir al Atlántico, se apostó en el Estrecho de Gibraltar. La escolta de los transportes franceses pasó a segundo plano, máxime cuando éstos decidieron suspender las operaciones por precaución. Una prudencia providencial porque Souchon había llegado al litoral norteafricano y el 3 de agosto, al recibir la confirmación de que Berlín había declarado la guerra, bombardeó los puertos argelinos de Philippeville (actual Skikda) y Bona (actual Annaba).

Sir Archibald Milne/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

Después volvió a carbonear a Mesina y, siguiendo órdenes del almirante Alfred von Tirpitz, puso rumbo a los Dardanelos. Mientras, ni británicos ni franceses daban con aquellos dos cruceros, en parte porque los primeros habían recibido instrucciones de ir con cuidado al pensarse que podría encontrarse con la flota de Austria-Hungría y los segundos buscaban en dirección contraria a la tomada por los teutones. Finalmente, la mañana del 4 de agosto, Milne localizó las naves enemigas pero no emprendió ninguna acción contra ellas porque Londres aún no había declarado la guerra oficialmente.

Los británicos se limitaron seguirlos, algo que pudieron hacer sólo porque las calderas del Goeben no estaban a pleno rendimiento… hasta que ellos mismos empezaron a tener problemas técnicos en las suyas. Así, el Indomitable y el Infatigable se fueron quedando atrás y únicamente el Dublin pudo mantener el ritmo, si bien terminó perdiendo el contacto debido a la niebla. Souchon había aprovechado para recalar otra vez en Mesina, a salvo debido a su carácter neutral. Eso sí, Milne esperaba su salida en las inmediaciones, consciente de que las autoridades italianas exigían a su rival zarpar en veinticuatro horas, tiempo insuficiente para hacer el carboneo completo.

El SMS Breslau/Foto: Bundesarchiv, Bild, en Wikimedia Commons

En efecto, el plazo se cumplió y tanto el Goeben como el Breslau tuvieron que zarpar con carbón insuficiente para cumplir la orden de Von Tirpitz de llegar a Estambul, que de todas formas había anunciado que también permanecería neutral. Una mala noticia extra, la de que la flota austrohúngara no podría acudir en su ayuda, dejó a Souchon en una delicada situación, ya que regresar a Pula significaría quedar encerrado en el Adriático, como al principio. Así que optó por una arriesgada jugada: dirigirse igualmente a la capital turca con la idea de intentar forzar a su gobierno a entrar en la contienda de alguna forma.

Y así, los dos navíos partieron rumbo este el 6 de agosto y el almirante británico envió detrás a una escuadra mandada por Ernest Troubridge, formada por los cruceros acorazados Defense, Black Prince, Warrior y Duke of Edinburgh, ocho destructores y, de refuerzo, el Dublin. Pese a su inferioridad numérica, la potencia de fuego de los alemanes era muy superior y también su blindaje; de hecho, hubo un breve intercambio de disparos entre el Breslau y el Gloucester en el que el primero resultó alcanzado pero sin consecuencias. Por otra parte, los alemanes también eran más rápidos y no tardaron en perder de vista a sus perseguidores.

Perseguidos y perseguidores/Foto: Bundesarchiv, Bild, en Wikimedia Commons

Se dio además otra circunstancia, que fue la entrada en la guerra del Imperio Austrohúngaro. Eso llevó al almirante Milne a volver atrás, hacia el Adriático, con parte de sus barcos. Entretanto, el Goeben y el Breslau carbonearon en una isla griega y reanudaron su viaje, llegando a los Dardanelos el 10 de agosto. Berlín presionó al gobierno de Enver Pachá para que permitiera su paso pero la neutralidad lo impedía, así que se llegó a una solución de compromiso realmente sorprendente.

Dado que los turcos habían asistido indignados a la incautación por parte del ejecutivo británico de dos barcos encargados a astilleros de Newcastle, el Sultan Osman I y el Reshadieh (que fueron incorporados a la Royal Navy con los nombres de HMS AgincourtHMS Erin), decidieron “comprar” los cruceros germanos, incorporándolos a su fuerza naval. La operación se oficializó el 16 de agosto izando la bandera roja con la media luna en sus popas y trocando sus nombres: el Goeben pasó a ser el Yavuz Sultan Selim y el Breslau se convirtió en el Midilli, aunque ambos siguieron manejados por sus tripulaciones y mandados por Souchon, que recibió el cargo de comandante en la Armada Otomana.

Souchon y sus oficiales con uniformes turcos/Foto: Garitan en Wikimedia Commons

Los tres bandos implicados estaban convencidos de haber hecho una jugada maestra: los turcos porque seguían siendo neutrales y engrosaban sus fuerzas a despecho de la ofensa de Londres; los británicos porque habían logrado recluir a dos poderosos enemigos en aquel lugar, alejándolos del Mediterráneo occidental; y los alemanes porque se habían librado de sus perseguidores obligándolos a mantener una escuadra sólo para vigilarlos y además se disponían a llevar a cabo la segunda parte de su astuto plan.

Éste consistía en forzar a Enver Pachá a entrar en la guerra a su lado, algo para lo que era necesario provocar a su vecino, el Imperio Ruso. Como la mayor parte del tráfico marítimo de este país lo realizaba a través de los Dardanelos, cerrar ese paso supondría un auténtico casus belli para Moscú y, así, el 27 de septiembre los barcos rusos vieron vetada su salida del Mar Negro. Cualquier posible salida diplomática se diluyó el 29 de octubre cuando Souchon llevó a sus buques, acompañados de una escuadra otomana, a bombardear los puertos rusos de Novorossiysk, Feodosia, Odessa y Sebastopol.

Itinerarios de la persecución del Goeben y el Breslau/Imagen: MartinD en Wikimedia Commons

De esta forma, el plan salió redondo; como se preveía, el 2 de noviembre Rusia declaró la guerra al Imperio Otomano, que abandonó su neutralidad para aliarse con la Triple Entente. Asimismo tuvo múltiples efectos colaterales. Primero los personales, ya que los almirantes Milne y Troubridge fueron destituídos y, si bien se les exoneró públicamente (el segundo incluso tuvo que afrontar un consejo de guerra), sus carreras se vieron manchadas temporalmente.

Segundo los estratégicos, pues la guerra se extendió a Oriente Medio, entonces ocupado por el Imperio Otomano que, al ser derrotado al final del conflicto, obligó a redibujar el mapa de la región con la aparición de nuevos países. Además creó un nuevo frente que requirió el desvío de tropas haciendo que la contienda se prolongara. Por último, el cierre de los Dardanelos contribuyó a estrangular la economía rusa, lo que constituyó un factor más para el estallido revolucionario de 1917.

La hélice del SMS Goeben, rbautizado Yavuz Sultan Selim, se conserva en el Museo Naval de Estambul/Foto: VikiPicture en Wikimedia Commons

¿Y qué fue de los dos cruceros teutones? Ambos entraron en batalla varias veces a lo largo de la guerra imponiendo su poderío en el Mar Negro hasta que en 1918 salieron de nuevo al Mediterráneo y se deshicieron sin problemas de la flota británica enviada a interceptarlos. Pero a continuación entraron en un área minada del Egeo, cerca de la isla de Imbros, y chocaron con varias de las minas. El Breslau se fue a pique arrastrando a trescientos treinta marineros.

El Goeben consiguó salir con daños importantes y embarrancar, para después ser puesto a flote por el Turgut Reis (un viejo acorazado alemán originalmente llamado SMS Weißenburg que había sido vendido a la armada otomana en 1910). Las reparaciones le impidieron volver a navegar hasta 1930, en que tuvo el honor de trasladar los restos mortales de Mustafá Kemal Atatürk. Siguió en activo durante veinticuatro años más, pasando a la reserva en 1954. La coyuntura hizo que nadie se moviera para conservarlo y terminó en el desguace en 1973.

Fuentes: The flight of the Goeben and the Breslau. An episode in naval history (Admiral Sir A. Berkeley Milne)/The Great War at sea. A naval history of the First World War(Lawrence Sondhaus)/German battlecruisers of World War One (Gary Staff)/German battlecruisers (Steve Backer y Robert Brown)/Castles of steel. Britain, Germany and the winning of the Great War at sea (Robert K. Massie)/The Dardanelles disaster (Dan Van Der Vat)/Wikipedia/LBV