Otra de las grandes gestas españolas tuvo lugar durante los últimos días de un caluroso mes de julio de 1797. Ese año, Inglaterra se propuso invadir la isla de Santa Cruz de Tenerife con la inestimable ayuda del por aquél entonces contralmirante Horatio Nelson; una de las empresas que a la postre le iba a producir una gran derrota.
El objetivo de los ingleses era claro. Las islas Canarias eran un enclave único y estratégico; un lugar bañado por el océano Atlántico que podría haber servido para el refugio y avituallamiento de la Royal Navy, que en aquellos años tenía intereses en el continente americano. Conquistar Santa Cruz de Tenerife y el resto de las islas significaba, por tanto, la creación de una poderosa base estratégica que contribuiría en definitiva al engrandecimiento del Imperio británico. Sin embargo, Inglaterra no solo se iba a encontrar con la resistencia heroica del ejército español, sino que además se iba a enfrentar con un factor determinante: el Pueblo.
Seguir leyendo Cuando el pueblo llano de Tenerife «arrancó» el brazo al almirante Nelson.