Carlomagno, el “padre de Europa”

Carlomagno

Carlomagno
Llegó a ser rey de los francos junto a su hermano Carlomán, pero la muerte de éste en el año 711 dejó vía libre a una única corona en el territorio franco-germánico, tras siglos de luchas entre los primeros invasores de Occidente.

El día de Navidad del año 800 el papa León III coronó emperador a Carlomagno, dando comienzo así un nuevo Imperio germánico, que perviviría hasta comienzos del siglo XIX.

Carlomagno dedicó buena parte de su reinado a conquistar las tierras fuera de su jurisdicción, como Sajonia –enorme empresa, con 18 campañas entre los años 772-804–, Lombardía y Baviera. Estableció su sede en Aquisgrán, donde se hizo construir un palacio, una magnífica capilla y otras dependencias, además fue en esa ciudad alemana donde falleció.

Se recuerdan, por su solidez, sus “marcas”, fronteras establecidas en áreas de peligro, aunque más tarde serían arrasadas por los nuevos invasores.

La historiografía medievalista ve en el funcionamiento del reino carolingio virtudes administrativas como la institución vasallática; es decir, aglutinar al pueblo en torno a un poder establecido, civil o eclesiástico, para su defensa.

Sin embargo, este sistema se convertiría en una lacra en siglos posteriores, debido a la corrupción de la aristocracia territorial.

Otro campo deudor de la etapa carolingia es la educación, preocupación constante de un rey analfabeto, que le llevó a fundar instituciones formativas y a rodearse de eruditos en su corte de Aquisgrán.

En cualquier caso, se achaca a Carlomagno y a sus sucesores una política económica excesivamente conservadora y poco productiva.

Por otro lado, la unidad Iglesia-Estado era en ese momento muy estrecha, algo difícil de comprender para el hombre contemporáneo, pero decisivo en el mundo carolingio cristiano. Sólo así se entiende la evangelización forzosa que Carlomagno imponía en las zonas paganas conquistadas, o la trascendencia que tuvo su designación de Imperator Romanorum en San Pedro.

Pero sobre todo se le recuerda como conquistador y aglutinador de Europa. La extensión del reino carolingio llegó a comprender los actuales estados de Francia, Suiza, Austria, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, y gran parte de Alemania, Italia, Hungría, República Checa, Eslovaquia y Croacia.

Fue el primer rey, desde la desaparición del Imperio Romano, que fue capaz de reunir un territorio tan extenso.

Fuente: Muy Interesante