Ada Blackjack, la mujer que pasó dos años en una isla desierta del Ártico

Retrato de estudio de Ada/Foto: Timeline

Cuando alguien piense que está pasando una dura experiencia en su vida no tiene más que echar un vistazo a la Historia para descubrir muchos casos de gravedad tal que probablemente dejarán esa vivencia en algo anecdótico. Lo que sabemos de la vida de Ada Blackjack es un buen ejemplo: dos hijos muertos, el tercero dejado en un orfanato, divorcio, un tiempo en la indigencia y el intento de salir de todo eso embarcándose en una aventura que termina en desastre, pasando dos años en una isla abandonada del Ártico.

 

 

Ada, además, tenía la desventaja extra de ser nativa americana, en una época en la que esa condición equivalía a marginación. Pertenecía al pueblo iñupiat, emparentado con los inuit -ambos proceden de la cultura Thule- y repartido por la costa pacífica de Alaska, desde el Estrecho de Bering hasta la frontera con Canadá. Originariamente eran cazadores-recolectores que se trasladaron al continente desde las islas que salpican esa zona hacia el año 1000 a.C.

Distribución de los pueblos indios de Alaska, cono los iñupiat en el norte/Imagen: Pinterest

Los iñupiat se desperdigaron por Alaska después de ser presa de una epidemia, seguramente introducida por los balleneros estadounidenses y europeos que faenaban en aquellas aguas. Unas tribus se asentaron en sitios fijos con iglús como viviendas, mientras que otras conservaban el nomadismo. En general, vivían de la caza y la pesca, sin descartar ninguna pieza: focas, morsas, caribúes, cetáceos, osos, aves, peces… También recogían raíces y brotes, practicando, en suma, una economía de subsistencia.

Ada Deletuk, tal era su nombre de soltera, nació en 1898 en Solomon, minúscula comunidad creada a partir de un poblado de la tribu Fish River que luego se transformó en campamento minero y a principios del siglo XX terminaría deviniendo en un pueblo cuyos habitantes se podían contar con los dedos de una mano. Pese a ser india, no tuvo el aprendizaje típico (caza, supervivencia), pues fue criada por misioneros metodistas que, como era preceptivo, le enseñaron educación religiosa, a coser y cocinar; todo en lengua inglesa, pues se castigaba a los niños para que no hablaran sus dialectos nativos. No permaneció mucho en aquel lugar tan poco prometedor y se mudó a la vecina ciudad de Nome.

Tampoco es que Nome fuera grande (aún hoy apenas sobrepasa los tres millares y medio de habitantes), pero allí entró en una nueva y esperanzadora etapa de su vida al encontrar un marido con apenas dieciséis años. Sin embargo no tuvo suerte; como decíamos al comienzo, tuvieron tres hijos de los que sólo sobrevivió uno y el matrimonio terminó en abandono por parte de él. Ada se quedó con sus nuevos apellidos, Blackjack Johnson, y un niño superviviente, Bennett, al que se vio obligada a dejar en una institución de forma temporal porque estaba enfermo de tuberculosis y no podía mantenerlo ni pagar su tratamiento.

En 1921 intuyó que llegaba su gran oportunidad cuando la contrataron para la expedición que el explorador y etnólogo Vilhjalmur Stefansson organizaba a la Isla de Wrangel. Stefansson era hijo de emigrantes islandeses pero había nacido en Gimli, Manitoba, por lo que tenía la nacionalidad canadiense; ahora bien, nunca olvidó sus raíces hasta el punto de que ya de adulto se cambió el nombre verdadero que le habían dado sus padres para integrarlo, William Stephenson, por el otro, de resonancia islandesa más evidente .

Vilhjamur Stfensson/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

Estudió antropología en Harvard, donde llegó a ser profesor, y en 1905 se lanzó a su primer viaje de investigación arqueológica en Islandia para, después, convivir con los inuit del delta del río Mackenzie y adquirir experiencia suficiente como para protagonizar otras expediciones más por el Ártico, ganándose el apodo de Esquimal Rubio. Los polos eran la moda a principios del siglo XX, una vez que los misterios de África ya habían sido prácticamente desentrañados.

Cuando planeó su nueva aventura de 1921 venía de cosechar un sonoro fracaso en lo que se había bautizado como Canadian Arctic Expedition 1913-1916, ya que uno de los barcos empleados, el Karluk, quedó atrapado en el hielo y fue aplastado por éste. Stefansson se libró porque había salido de caza pero aquella misión terminó con la muerte de once hombres -entre ellos uno que había estado con Ernest Shackleton- en diversas circunstancias, lo que repercutió en su reputación. Así pues, ahora tenía la oportunidad de redimirse.

Momento en el que Stefansson deja el Karluk para ir de caza/Imagen: dominio público en Wikimedia Commons

El objetivo era llegar a la Isla de Wrangel y colonizarla, reclamando su soberanía para Canadá. Eran unos siete millares y medio de kilómetros cuadrados de tierra desolada y cubierta de tundra situada en el meridiano 180º, a ciento cuarenta kilómetros de la costa de Siberia, en el Estrecho de De Long. Aunque había sido avistada desde el siglo XVIII y bautizada por un ballenero norteamericano en 1867 en honor de su principal explorador, el ruso Ferdinand von Wrangel, pertenecía a Rusia desde que la reclamó en 1916.

Algunos de los náufragos del Karluk quedaron abandonados allí durante nueve meses y tras su rescate, al percatarse de que no había nadie en todo el territorio insular, Stefensson tuvo la idea de ocuparlo de facto para su país. Como el gobierno no colaboró, le ofreció la empresa a Gran Bretaña, que también la rechazó para evitar un incidente internacional con Moscú. Sin embargo, Stefensson no se rindió y continuó adelante esperando triunfar por la política de hechos consumados, si bien esta vez se limitó a planificar y financiar el proyecto, dejando su dirección en manos de otro explorador, Allan Crawford.

Localización del Mar de Chukchi y la isla de Wrangel/Imagen: NormanEinstein en Wikimedia Commons

Tampoco es que tuviera visos de éxito, viendo que el plan consistía en enviar sólo cinco colonos para que se asentaran: tres estadounidenses, Lorne Knight, Milton Galle y Fred Maurer (que reincidía, pues era uno de los supervivientes del Karluk); un canadiense, el citado Crawford; y una iñupiat, Ada. Ellos fueron seleccionados por su experiencia en el Ártico y su formación académica científica pero el mayor sólo tenía veintiocho años, por diecinueve el más joven; ella iba como cocinera y costurera. Zarparon a bordo del Silver Wave, atravesaron el Mar de Chukchi y desembarcaron en Wrangel el 15 de septiembre de 1921.

Pero, al igual que la anterior, la expedición reveló estar mal planificada y equipada, con provisiones para sólo seis meses. Cuando las agotaron no pudieron suplirlas con caza, tal como estaba previsto, porque llegó el invierno y las condiciones metereológicas fueron adversas; además los animales eran más escasos de lo esperado en aquel medio tan hostil, disponiendo sólo de tiendas de lona para protegerse del frío y las ventiscas, ya que la goleta Teddy Bear, que debía llevarles materiales de construcción en 1922, tuvo que dar media vuelta al no poder avanzar por el mar helado.

Los cinco miembros de la expedición, con Ada en el centro/Foto: Timeline

La situación se volvió dramática y el 28 de enero de 1923 tres de los hombres decidieron intentar llegar a Siberia en busca de ayuda; para ello tenían que cruzar el Mar de Chuckchi a pie, sobre su superficie congelada. Era un intento casi suicida y, en efecto, nunca más se volvió a saber de ellos. Lorne Knight, que estaba enfermo de escorbuto, se había quedado bajo los cuidados de Ada, a la que trató con bastante desconsideración. Finalmente murió el 23 de junio.

Ella, que a sus ocupaciones había tenido que añadir la de enfermera -con paciencia infinita-, leñadora y cazadora, se quedó completamente sola en una isla desierta sin comida, con la única compañía de Victoria, una gata. Pero Ada era iñupiat, al fin y al cabo, y se las arregló para sobrevivir en aquellas extremas condiciones de hambre y congelación durante un par de meses más.

El precario campamento levantado en Wrangel/Foto: Atlas Obscura

Tuvo que tirar de ingenio. Por ejemplo, el suelo estaba tan duro por el hielo que no pudo excavar una tumba para Knight y optó por construir una especie de armario sobre el cadáver para evitar a los depredadores y aislarse del hedor de la putrefacción; o se vio obligada a cubrir su propia cama con un armazón de madera para dormir a salvo de los osos. También colocaba trampas para zorros, levantó una torre de observación, fabricó un primitivo bote con vela sacada de la lona de las tiendas e intentó sacar fotografías con la cámara del equipo.

Así hasta que el 19 de agosto arribó el Donaldson, un barco capitaneado por Harold Noice, antiguo colaborador de Stefansson, que la trajo de vuelta. Los marineros dijeron que, según su primera impresión, Ada se las había arreglado magníficamente y hubiera podido aguantar un año más. Ella adujo que lo hizo siempre por su hijo, la perla que faltaba para verse envuelta en una ola de cierta fama.

Artículo de prensa contando la odisea de Ada/Imagen: PassingThru

Fue objeto de reportajes y entrevistas en las que era llamada la Robinson Crusoe femenina o se comparaba su aventura con la novela de Julio Verne Dos años de vacaciones, en la que un grupo de muchachos naufragan y pasan ese tiempo en una isla desierta saliendo adelante con sus propios recursos. Stefansson y Noice explotaron a conciencia la historia para ganar dinero publicando libros y, el segundo, aprovechó para tratar de tapar su responsabilidad en aquella nueva chapuza de viaje que había levantado fuertes críticas en la opinión pública.

A ella, todo aquel montaje no le reportó beneficio alguno y únicamente cobró el salario de su contrato (cincuenta dólares mensuales, para ella una cifra enorme) y lo que obtuvo por la venta de las pieles reunidas en Wrangel. Pero fue suficiente para recuperar a su hijo y llevarlo a Seattle, donde pudo pagar un tratamiento médico para su enfermedad y lograr así que Bennett viviera hasta 1972.

En la ciudad se casó de nuevo y tuvo otro vástago, Billy. Más tarde, en medio de algunas difamaciones sobre que le había dispensado un trato inadecuado a Lorne Knight, decidió apartarse de todo y regresar a su tierra natal. El 29 de mayo de 1983, con ochenta y cinco años y sin apenas recursos económicos, dejo de regatear a la muerte: falleció en Palmer, en una institución benéfica llamada Alaska Veterans & Pioneers Home; está enterrada en Anchorage, junto a Bennett.

Los inuits deportados, a bordo del Krasny Oktyabr/Foto: dominio público en Wikimedia Commons

Como epílogo, decir que el barco que la rescató dejó en la isla a otros trece colonos, doce inuits (luego nacería otro in situ) bajo el mando del estadounidense Charles Wells. Fue por poco tiempo; en 1924 la Unión Soviética envió al buque Krasny Oktyabr para desalojarlos y fundar un asentamiento permanente. Wells murió de neumonía en Vladivostok y los inuits fueron deportados a China para su traslado a Alaska. Como no había fondos para costear el viaje, el cónsul estadounidense en Harbin los rechazó aduciendo que no eran ciudadanos de EEUU y al final tuvo que hacerlo la Cruz Roja.

Fuentes: Ada Blackjack. A true story of survival in the Arctic (Jennifer Niven) / Marooned in the Arctic. The true story of Ada Blackjack, the “Female Robinson Crusoe” (Peggy Caravantes) / Stefansson and the Canadian Arctic (Richard Diubaldo) / Wikipedia/LBV