El Ninfeo de Mieza, el lugar donde Aristóteles instruyó a Alejandro Magno

La escuela de Aristóteles / foto Frangiscoder en Wikimedia Commons

Cuando Alejandro Magno se encontraba ya guerreando en Asia le llegaron noticias extrañas de su patria: su tutor Aristóteles había hecho públicas sus enseñanzas, aquellas mismas doctrinas con que había imbuido la mente y el alma del joven macedonio, permitiendo que todo el mundo pudiera conocerlas. La contrariedad de Alejandro queda recogida en la supuesta carta que inmediatamente le envió al filósofo, citada por Plutarco:

Alejandro a Aristóteles, felicidad. No has hecho bien en publicar las doctrinas acroamáticas; porque ¿en qué nos diferenciamos de los demás, si las ciencias en que nos has instruido han de ser comunes a todos? Pues yo más quiero sobresalir en los conocimientos útiles y honestos que en el poder (Plutaco, Vidas paralelas: Alejandro VII)

La respuesta de Aristóteles, según continúa Plutarco, fue defenderse asegurando a su pupilo que debía estar tranquilo, pues en realidad sus tratados de Metafísica no eran útiles para aprender e instruirse, por haberlos escrito desde luego para servir como de índice o recuerdo a los ya adoctrinados. Inequívocamente, sea la respuesta apócrifa o no, se trata de una clara defensa de la figura del maestro, sin cuya guía los conocimientos no pueden ser interpretados. Seguir leyendo El Ninfeo de Mieza, el lugar donde Aristóteles instruyó a Alejandro Magno