Lejos de lo representado en la película de Kubrick, el esclavo tracio no fue crucificado como la mayoría de su ejército, sino que murió en una batalla con el severo Craso
Estatua de Espartaco en el Museo del Louvre
«Yo soy Espartaco». «No, yo soy Espartaco». «Mi mujer y yo también somos Espartaco…». La Semana Santa no sería la misma sin películas con temática bíblica o, al menos, con romanos poblando la televisión estos días. «Espartaco» (1960), la virulenta producción que desquició por igual a Stanley Kubrick y a Kirk Douglas, es una esas cintas imprescindibles en estas fechas. Importa poco que la fidelidad histórica brille por su ausencia y que, en definitiva, sea incapaz de responder a la pregunta de ¿quién era Espartaco? Seguir leyendo La auténtica historia de Espartaco: el temido gladiador que humilló a las legiones de Roma